¿A qué jugamos?
| 12 de Noviembre de 2016 | 02:12

Por EDUARDO TUCCI
OPINION
Lo peor de la Selección no está en la tabla de las Eliminatorias sino en la cancha. Contra Brasil era a todo o nada y fue nada porque el equipo sigue ausente porque Bauza continúa sin dar pistas de lo que quiere y ya no alcanza con la presencia de Messi para tapar tantos desajustes.
¿Culpables? Todos, jugadores y cuerpo técnico, aunque el DT se lleva la peor parte por demorar sin justificación alguna la renovación que está pidiendo a gritos el equipo. Sin estructura, sistema de juego orden e ideas cualquier partido se va a complicar, hasta contando con los servicios del mejor jugador del mundo.
Bauza, que sigue insistiendo con un plantel sin fe y muy desgastado, si ya era cuestionado por las convocatorias ahora ha quedado mucho más debilitado por el mal juego de su equipo. No es el caso de Brasil que tiene pergaminos propios, pero así como está, Argentina ya no impone el respeto que supo ganarse durante décadas y quedará a merced de cualquiera.
La tabla que ordena las clasificaciones para el próximo Mundial todavía no la condena pero le está advirtiendo a la Selección que no puede seguir en caída libre, que de aquí en más cada punto será de vida o muerte y falsas actuaciones como la de Belo Horizonte lo pueden dejar al borde de la eliminación.
Bauza tomó a la Selección en la tercera posición, con once puntos, a dos unidades de Uruguay y Ecuador. Ganó un solo encuentro, y ahora está en el sexto lugar a ocho puntos de Brasil y además cada vez juega peor, con o sin Messi
Más allá de los momentos de uno y otro -los de Tite llegaron dulces y la Albiceleste llena de dudas-, lo que sorprendió fue la enorme diferencia individual que quedó expuesta en todos los rincones del terreno.
Brasil jugó a otra velocidad y cada mandada fue una puñalada al corazón del endeble armado que propuso el Patón.
Neymar, a quien nadie le puede negar sus enormes condiciones, se sacó todos los gustos frente a un bloque defensivo que se dedicó a mirar el partido. Nada funcionó bien en el mediocampo y adelante Messi quedó absolutamente solo, a punto tal que más de una vez terminó retrasándose para tomar contacto con la pelota.
La versión más raquítica de Bauza pudo haber terminado sufriendo una catástrofe mayor. ¿El golpe servirá para despertar de una buena vez? El tiempo apremia y lo que no puede asegurarse es que las soluciones que necesita el director técnico formen parte de este plantel.
Más allá de la trascendencia que ahora alcanza el partido con Colombia, será importante meter mano en el equipo de cara a los partidos previstos en la agenda 2017, el envión final de cara a Rusia 2018.
Los números, tan fríos como elocuentes, marcan a esta altura que el Patón tomó a la Selección en la tercera posición, con 11 puntos, a dos unidades de Uruguay y Ecuador. Ganó un solo encuentro, ahora está en el sexto lugar a 8 unidades de Brasil y además cada vez juega peor, con o sin Messi.
Un equipo y un cuerpo técnico al que las frustraciones le amenazan el futuro. La debacle es colectiva, los baches a tapar enormes y la necesidad de instalar un estilo de juego imperiosa.
Por ahora impera la incertidumbre y el convencimiento que, después de Colombia, Bauza o quien sea deberá cambiarle la cara a la Selección.
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