La conmoción de una ex amante: “Siempre lo amé”

Algunos lo recuerdan como el más grande amor de Fidel Castro. Se trata de una mujer secreta que parece salida de un film de espionaje: Marita Lorenz, ciudadana estadounidense originaria de Alemania que cuando tenía 19 años fue seducida por el líder de la revolución y hoy está “devastada” por su muerte.

Corría 1959 cuando Marita conoció a Castro mientras estaba en un crucero sobre el transatlántico MS Berlín: su padre era capitán de la nave y ella viajaba a menudo por el mundo con él.

El día en que vio a Fidel y cayó a sus pies, el MS Berlín estaba en el puerto de La Habana, Castro apenas había tomado el poder y se había divorciado de su primera esposa, Mirta Díaz Balart. En una de las cabinas de la nave ocurrió el primer beso y cuando ella retornó tres días después a Nueva York, donde vivía, el líder cubano la llenó de llamadas telefónicas pidiéndole que volviera a Cuba, prometiéndole que mandaría un avión a recogerla.

Marita vivió algunas meses en la isla junto a él, en una suite del Habana Hilton, aunque Fidel le aclaró enseguida: “Yo estoy casado con Cuba”. Esto no le impidió dejarla embarazada, pero cuando estaba en el séptimo mes de embarazo fue drogada, obligada a parir y el pequeño le fue sustraído, según contó.

Un año después del primer encuentro, la joven fue reclutada por la CIA para asesinar a Fidel con veneno, pero él logró seducirla una vez más, desbaratando el plan y obligándole a confesar todo. “Cuando lo encontré estaba superada por las emociones”, dijo la misma Marita hace unos años en una entrevista. Pudo ver al niño que tuvo con Castro sólo dos veces, la última en 1981. Un año antes, en 1980, Castro se había casado en secreto con Dalia Soto del Valle, su compañera desde 1961 y con la cual tuvo cinco hijos.

Tras el fin de su historia con Fidel, la mujer volvió a ser conocida por un romance con el dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez y por su testimonio ante el Congreso sobre el asesinato del ex presidente estadounidense John F. Kennedy, como contó en su libro de memorias. Actualmente Lorenz tiene 77 años, vive en Queens, y su hermana comentó al New York Post que “está devastada” por la muerte de Fidel. “Tiene el corazón destrozado. Estuvo enamorada de él toda la vida”, explicó.

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