Un premio que revive al genio de Einstein
| 23 de Diciembre de 2016 | 02:27

Ayer, la revista Science declaró como el máximo descubrimiento de este año a la observación de las ondas gravitacionales que por primera vez fueron detectadas por los científicos del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO). Y días atrás, la revista Nature mencionó a la física argentina Gabriela González entre los diez científicos más destacados de 2016 por su participación en el equipo LIGO, que corroboró la existencia de estas famosas ondas.
Para poder lograrlo, González y su equipo de científicos utilizaron una impresionante tecnología, incluídos dos detectores masivos que incluían espejos entre los que rebotaba un láser.
Sin embargo, con mucho menos, Albert Einstein ya había predicho este fenómeno hace ya un siglo. Quizás solo con un lápiz y muchos papeles, sin grandes aparatos, pero con una herramienta formidable que, aún hoy, no abunda: su cerebro.
“Todo lo que Albert Einstein pensó él solo hace 100 años, con la simple ayuda de un lápiz y un papel, es lo que estamos viviendo hoy -señala el investigador del Conicet Fernando Lombardo, director del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA- en el campo científico no existe otro caso semejante”.
Ahora bien, ¿qué son las ondas gravitacionales?
“En los objetos que tienen muchísima atracción gravitacional, miles de veces lo que genera el sol -explica Lombardo- este efecto gravitatorio viaja como si fuera una onda y llega a todas partes del universo. Podríamos equipararlo como una ola en el océano que llega hasta nosotros como si estuviéramos en la orilla. Así, las ondas gravitacionales contienen información sobre sus orígenes y sobre la naturaleza de la gravedad que no pueden obtenerse de ninguna otra manera”.
El genial Albert Einstein descubrió en su Teoría de la Relatividad General que los objetos que se mueven en el Universo producen ondulaciones en el espacio-tiempo, y que estas se propagan por el espacio. Y de esa forma predijo las ondas gravitacionales, aunque demostrar de manera directa su existencia era el último reto pendiente de la Relatividad.
Se trata, según Lombardo, de un descubrimiento “asombroso, debido a que la gran dificultad para lograr lo que se comprobó radicaba en medir algo que estaba extremadamente lejos, con una distancia más pequeña que la del núcleo de un átomo”.
Las ondas fueron detectadas el pasado 14 de septiembre por los dos detectores de LIGO, uno localizado en Livingston (Luisiana) y otro en Hanford (Washington), en Estados Unidos, y este hallazgo bien podría valerle a la científica argentina Gabriela González, quien condujo al equipo Ligo, al próximo Premio Nobel de Física, algo que no pocos expertos ya están prediciendo.
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