Un corazón para Juanita: la nena platense que espera un trasplante

Tiene 13 años y desde los 2 sufre una compleja cardiopatía. Está en la lista de espera del Incucai

Cuando Juana Seoane -Juanita para sus muchos amigos y conocidos de la Ciudad y particularmente de Gonnet, donde vive con su familia-acababa de cumplir dos años, sus padres supieron que su corazón estaba en problemas. Los médicos le habían diagnosticado una miocardiopatía aguda dilatada con solo tres opciones posibles: un desenlace fatal e inmediato, un tratamiento que debería seguir durante toda la vida, o una rápida estabilización.

Afortunadamente para esta familia platense ocurrió la estabilización, y desde entonces hasta el viernes pasado la vida de Juanita transcurrió felizmente. Apasionada por la música -toca guitarras acústicas y eléctricas- alumna del colegio El Sol -donde iniciará el tercer año del secunario- amiguera y vital, solo debía realizarse controles periódicos. Pero el viernes, todo cambió.

Ahora, próxima a cumplir 14 años -será en junio- Juanita necesita imperiosamente de un nuevo corazón. Y eso es todo lo que esperan ella y su familia, una espera que transcurre en la Fundación Favaloro, donde está internada en una sala común pero pegada a la de terapia intensiva, a donde entra y sale periódicamente.

LA ESPERA

“Hasta mediados del año pàsado Juanita estaba perfecta -cuenta su padre, Ricardo Dante Seoane- a partir de entonces hubo que profundizar los controles y la medicación, pero siguió bien. Pasa que ella tiene el corazón deformado, se dilata. Y el viernes el músculo se descompensó del todo. La internamos en la Clínica del Niño con riesgo de vida, y todos los estudios confirmaron que necesita un trasplante, y eso es lo que ahora todos estamos esperando”.

Desde entonces, Juanita está internada en la Fundación Favaloro, instalada en la lista del Incucai con carácter de urgencia, y es la única en esa condición dentro de la institución. Y de la celeridad de esa donación, depende su vida.

El corazón debe ser joven, de alguien de no más de 25 años, con un peso inferior a los 70 kilos.

“Tiene una aplicación mecánica con la que se le suministra la medicación. A veces está bien y otras no tanto. Tiene náuseas, dolores, y cuando se descompensa la tienen que llevar a terapia intensiva. Desde hace días que entra y sale”, cuenta Ricardo, un conocido agente inmobiliario de nuestra ciudad mientras recorre los pasillos de la Fundación, celular en mano, a la espera de la novedad que salve la vida de su hija.

“Los médicos me dicen que la operación no es complicada, que tiene grandes chances de que salga bien. Ahora ella todavía está fuerte y sería el momento ideal para el transplante. Pero nadie nos puede asegurar nada si las horas pasan y el corazón no llega, porque el cuadro se va agravando y ella se va debilitando”.

Ese corazón debe ser joven, de alguien de no más de 25 años con un peso inferior a los 70 kilos. Y un familiar de esa persona, lo tiene que donar.

“En mi familia todos somos donantes -dice Ricardo- pero se que es algo difícil pedir esto. Es un corazón y no necesitamos ninguna otra cosa. Es algo que depende de la concientización, es doloroso pensar en eso cuando se pierde a un ser querido, pero de esa vida puede depender otra. Y la vida de Juanita depende de eso, de lo trascendental que es la donación de un órgano”.

Ese gesto es el que por estas horas aguardan Natalia, la mamá; Ricardo, el papá; y sus hermanas Pilar (15) y Antonella (7).

Y por supuesto la propia Juanita.

“Cuando ella está bien le pone una garra que nos conmueve a todos. Siempre fue una chica de un gran espíritu, alegre y movediza. Y ese entusiasmo que nos transmite nos hace estar seguros de que todo va a salir bien”, cuenta su padre.

Sus amigos, compañeros y conocidos, que por estas horas están revolucionando con sus pedidos las redes sociales (ver aparte) esperan lo mismo. Que todo salga bien.

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