Reclamaron a la Justicia por el joven asesinado con una piedra
| 16 de Abril de 2016 | 01:28

Con velas resguardadas de la lluvia por botellitas de plástico, un puñado de amigos, familiares y vecinos de Néstor Atilio Soria (34) se movilizaron ayer a la mañana hasta las fiscalías de 7 entre 56 y 57, para pedir que su homicidio no quede impune. Por la jueza de Menores Inés Siro supieron que “la causa todavía no llegó (a ese juzgado), porque la tiene la fiscalía (del mismo fuero)”, contó a este diario Fabián Soria, hermano de Néstor.
El caso es complejo, sobre todo porque los principales sospechosos de tirar la piedra que atravesó la ventanilla de un colectivo de la línea Este, golpeó en la cabeza a Soria y terminó por matarlo, son cuatro chicos de 11, 12, 13 y 16 años.
“Sabemos que sólo uno es un menor imputable, pero igual nos dijeron que pueden estar en un instituto hasta que sean mayores” de edad, comentó Fabián. El próximo martes, cuando se cumplan 15 días del ataque, volverán a reunirse para reclamar medidas contra los responsables y convencer a los testigos de que cuenten lo que vieron.
La movilización está prevista para las 5 de la tarde en la esquina donde ocurrió el hecho, 609 y 115.
Los acusados son del barrio y “conocidos por todos. El padre de uno de ellos se crió conmigo y ni siquiera apareció para pedir disculpas”, lamentó Soria.
Mucho se dijo desde el principio sobre el móvil del increíble ataque, siendo las principales hipótesis la de un intento de robo o el vandalismo.
“Tiraban piedras porque los choferes no los llevaban gratis a donde ellos querían”, reveló Fabián, antes de agregar que varias personas del barrio ya les “habían reclamado a los familiares (de los menores) que dejaran de hacer eso porque podía pasar algo”. Y pasó.
Néstor vivía con su mujer y su hijito de 4 años en una casa que estaban construyendo en Villa Garibaldi. Para afrontar esa obra, entre las 8 de la mañana y la 1 de la tarde cortaba pasto, y entre las 15 y las 23 atendía un kiosco de 50 entre 11 y 12.
De ahí salió en la noche del 5 de abril, para tomar el ramal 14 de la línea Este que lo llevaría a la casa de su padre, donde lo esperaban a cenar. Pero como se demoró un chofer, tomó el ramal 15. Cuando faltaban tres cuadras para bajarse, recibió la pedrada en la cabeza. No reaccionó más. Murió hace una semana.
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