Con un ojo en Brasil y otro alrededor nuestro
| 15 de Mayo de 2016 | 02:23

Las miradas estuvieron puestas en Brasil. Pero también en Comodoro Py y en las imprevisibles calles de la Ciudad. La caída de Dilma fue la noticia central de la semana, pero no fue la única que acaparó la atención: el primer procesamiento contra Cristina Kirchner, la telaraña de piquetes que atrapa a la Ciudad y la novela de Daniel Osvaldo en Boca fueron , por citar algunos de los principales, otro de los temas que nutrieron la agenda de esta semana.
Lo de Dilma fue, de alguna forma, un desenlace anunciado. Hacía meses que su gobierno tambaleaba en medio de una crisis política e institucional que erosionó todas sus bases de sustentación. La única duda pasaba por el momento en que finalmente se produciría su caída. ¿Queda resuelta la crisis con la decisión que adoptó el Congreso? La respuesta es no. La administración provisoria de Michel Temer enfrenta desafíos muy complejos con una solidez política que resulta al menos dudosa. El proceso de Brasil parece lejos de encaminarse hacia una estabilidad duradera.
En Comodoro Py se sigue escribiendo buena parte de la actualidad. Esta semana hubo una nueva imputación a Cristina Kirchner y se dictó el primer procesamiento en su contra. También hubo avances en la investigación sobre Macri por los Panamá Papers. Y trabaron un embargo millonario, con auto incluido de procesamiento, contra el ex ministro De Vido por la tragedia de Once. La hiperactividad judicial produce una potente catarata noticiosa.
Un protagonista de máximo relieve internacional gravitó esta semana en la política doméstica. La noticia de que el Papa Francisco recibirá a Bonafini no sólo generó todo tipo de análisis y comentarios. Agregó un componente de tensión con el Gobierno, que ya no disimula su percepción de una actitud distante y fría por parte del Sumo Pontífice.
Para los platenses, mientras tanto, un problema más terrenal ocupa el centro de las preocupaciones. Los piquetes y protestas callejeras -muchos de ellos pequeños pero ruidosos- complican la vida cotidiana hasta un punto que ya resulta exasperante.
Vecinos de Plaza Moreno, de Plaza Italia, de 7 y 55, de los alrededores de Gobernación y de 13 y 57 -por mencionar algunas de las zonas críticas- viven asediados por las manifestaciones callejeras. A muchos se les mete en sus comercios y en sus casas el humo contaminante de las cubiertas quemadas; los invade el ruido perturbador de los bombos y cornetas y los encierran los bloqueos y vallados que, en algunas cuadras, hasta impiden el paso peatonal.
El hermoso paisaje otoñal de la Ciudad -que se refleja en esta edición- se ve empañado todos los días por humaredas y estruendos de protestas.
La crónica cotidiana, mientras tanto, siempre ofrece algún remanso. La historia del vecino de Abasto que ofreció su propia casa para que funcione la biblioteca del barrio que se quedó sin sede propia, es uno de esos ejemplos de compromiso comunitario que reflejan, también, otras caras de la realidad. Como la del platense que convirtió su cumpleaños en un acto solidario con el Hospital de Niños.
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