La Plata debe aprovechar el patrimonio turístico de la República de los Niños
| 16 de Mayo de 2016 | 02:24

Al margen de los litigios legales pendientes por el destino de los juegos mecánicos de la República de los Niños –derivados de la decisión de la Comuna platense de no renovar los contratos de concesión a la empresa que manejaba desde hace unos quince años a unas quince atracciones, entre ellos los autos y gomones chocadores, las sillas voladores, el samba y otros- lo que no debe perderse de vista es la importancia fundamental que tiene este predio para el turismo de la Región.
Ha sido muy variada y, en muchas ocasiones, conflictiva, la historia de la República de los Niños desde su creación en los primeros años de la pasada década del ´50. El paseo tuvo momentos de esplendor y, también, prolongados períodos de decadencia. Pero lo cierto es que nunca dejó de ser un lugar elegido por distintos contingentes de visitantes, en especial provenientes de nuestra propia zona, del Gran Buenos Aires y de localidades del interior provincial. Fue esa presencia constante la que, en definitiva, gravitó en las distintas etapas para devolverle vigencia a la República de los Niños.
A ese interés, si se quiere, espontáneo de la población, ya que en la mayoría de las veces faltaron los necesarios estímulos institucionales –entre otros, los derivados de una señalización oportuna sobre la forma de llegar al predio- se le sumó en las últimas dos décadas la permanente afluencia de personas que, a toda hora, acuden a la República para caminar o correr en su camino perimetral, entre otras de los ejercicios físicos que allí se desarrollan. Son centenares los visitantes que, diariamente, realizan rutinas aeróbicas y cultivan una vida sana en ese lugar.
La República de los Niños integra en primera fila el lote de los más importantes atractivos turísticos –ya sean culturales, científicos y recreativos- de que dispone nuestra región. Entre ellos pueden mencionarse el Museo de Ciencias Naturales, el Observatorio Astronómico, el Planetario, el Zoológico, todos como parte del paseo del Bosque. En el casco urbano, allí están los magníficos palacios gubernamentales, la iglesia Catedral, el perfecto diagrama geométrico de la ciudad, el imponente Teatro Argentino, la Casa Curutchet, los diversos centros y complejos culturales, entre otros.
En las afueras de la Ciudad, se encuentran no sólo la República sino el parque Pereyra Iraola, el ECAS, el Fuerte Barragán, la calle Nueva York de Berisso, las playas de Punta Lara y Atalaya, como paseos que permiten el acceso a bellezas naturales y lugares históricos de relevante interés.
No faltan, por consiguiente, e inclusive podría asegurarse que sobran, alternativas y propuestas para profundizar el desarrollo turístico regional. Sin embargo, los numerosos visitantes que acceden a nuestra ciudad -sea para visitar sus lugares más característicos, para participar de espectáculos culturales o deportivos, para intervenir en distintos tipos de encuentros académicos, científicos o de otra índole- suelen percibir un pobre nivel de asistencia o promoción turística, por parte de quienes deberían hacerlo.
En el caso de la República de los Niños, los inusuales y trascendentes valores edilicios, así como la riqueza del entorno natural en la que se encuentra asentada, exigen que las autoridades no dejen de atender a esas potencialidades, aplicando políticas razonables de aprovechamiento de un paseo que reúne tanta excelencia.
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