“Nunca recibí coimas”, se defendió Rousseff
| 2 de Mayo de 2016 | 02:47

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció ayer el aumento de beneficios de dos programas sociales de su gobierno y aseguró que va a “resistir y luchar hasta el final” frente al proceso de juicio político en su contra que avanza en el Congreso. Oradora principal del acto con que la Central Unica de los Trabajadores (CUT) conmemoró en San Pablo el Día del Trabajador, Rousseff reiteró que es víctima de un “golpe de Estado” pergeñado por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y acusó a éste y a otros legisladores de ser los “responsables” de la crisis económica que vive el país.
“No tengo cuentas en el exterior. Jamás utilicé recursos públicos en causas propias, nunca usé dinero del pueblo brasileño, nunca recibí coimas y tampoco fui acusada de corrupción, ellos tuvieron que inventar un crimen”, señaló Dilma al comienzo del acto realizado en San Pablo. En ese sentido, denunció que “como no hay bases para un juicio político (impeachment), ¿qué es lo que sucede? Es un golpe. No es un golpe con armas y tanques en las calles, no es un golpe militar, es un golpe especial, es un golpe contra la Constitución del país”. Asimismo, imputó a la oposición y al hasta hace poco aliado Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) por no haber aprobado en el Congreso las iniciativas del gobierno para luchar contra la recesión que afecta al país por segundo año consecutivo. “Ellos no aprobaron las propuestas que Brasil necesitaba, apostaron siempre contra el pueblo y lo más grave es que impidieron que el país combatiera la crisis y el desempleo”, sostuvo Rousseff, que pertenece al Partido de los Trabajadores (PT). La mandataria también reiteró críticas al vicepresidente Michel Temer, del PMDB, quien está preparando equipos y medidas para asumir el gobierno dentro de diez días si, como se espera, el Senado vota favorablemente la apertura del juicio político a Rousseff. Según Rousseff, Temer y sus colaboradores “quieren frenar la suba del salario mínimo y los reajustes a los jubilados”. “Van a acabar con el programa Bolsa Familia (subsidios de unos 48 dólares a unos 14 millones de familias pobres) para 36 millones de brasileños, van a afectar a quienes más precisan, los niños”, sostuvo la mandataria.
Durante su discurso, Rousseff ratificó un aumento de 9% para la asignación del Bolsa Familia y una disminución de 5% del impuesto a la renta (ganancias) que pagan los trabajadores.
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