Sobre resultados y el orden de los factores

Un informe de 223 páginas dado a conocer en las últimas horas por el Gobierno muestra, con lujo de detalles, los verdaderos alcances de la herencia recibida después de doce años de gestión kirchnerista.

La primera pregunta que surge, tras la detallada lectura, es ¿por qué recién ahora se lo dio a conocer? ¿Demoró el Gobierno seis meses para realizar un diagnóstico pormenorizado del estado del Estado al pasado 10 de diciembre?

Si la causa es esta última, la cuestión es preocupante, por lo lenta. De lo contrario, lo más lógico hubiese sido socializar ese cuadro de situación apenas la administración de Cambiemos asumió el gobierno.

La presentación del informe a seis meses del desembarco de la nueva gestión en la Casa Rosada, aparece hoy casi como una excusa para justificar las críticas, lamentos y protestas derivadas, fundamentalmente, del inusual y si se quiere, desmedido aumento de tarifas.

La situación social, puertas adentro del Gobierno, preocupa. Aunque nadie habrá de reconocerlo públicamente, es probable que además de los errores ya reconocidos por el ministro del Interior Rogelio Frigerio, se haya cometido uno más grave aún: no haber calibrado correctamente el impacto que los ajustes iban a tener sobre la gente.

Si al paciente hay que operarlo, primero se debe tener un diagnóstico acertado. Aquí, al parecer, se invirtieron los factores y el resultado no fue el mismo.