El Gobierno extiende la “limpieza” dentro del Ejército y en la Justicia

Ya son 6.000 los detenidos en la purga que comenzó tras la fallida intentona golpista

Turquía amplió ayer una purga contra sospechosos de alentar un fallido golpe militar el viernes pasado, al elevar a 6.000 el número de personas detenidas en las fuerzas armadas y el poder judicial, mientras el Gobierno sostiene que mantiene por completo el control del país y de su economía. Durante la noche, partidarios del mandatario Tayyip Erdogan se congregaron en plazas públicas, en el aeropuerto de Estambul y fuera del palacio presidencial para manifestar su rechazo al alzamiento frustrado en el que murieron al menos 265 personas.

Políticos europeos advirtieron a Erdogan que el intento de golpe no le otorgaba un cheque en blanco para contravenir las leyes y que se arriesgaba a quedar aislado de la comunidad internacional con sus acciones para consolidarse en el poder, en medio de las expectativas de sus seguidores de que se tomen severas medidas contra los disidentes.

La cadena NTV citó al ministro de Justicia, Bekir Bozdag, cuando dijo que se esperaban más arrestos además de las 6.000 personas que ya han sido detenidas. Las autoridades pusieron bajo custodia a casi 3.000 sospechosos de participar de alguna forma en la rebelión, desde soldados rasos a comandantes, y al mismo número de jueces y fiscales, después de que el sábado las fuerzas leales a Erdogan sofocaran el alzamiento.

Entre los arrestados se encuentra el general Bekir Ercan Van, comandante de la base aérea de Incirlik, utilizada por aviones de combate estadounidenses para lanzar bombardeos contra el Estado Islámico (ISIS) en Siria e Irak. El Pentágono dijo más tarde que se habían reanudado las operaciones desde la instalación contra el grupo rebelde islamista. El asesor de las fuerzas militares para la presidencia turca, Ali Yazici, también fue arrestado, según informó CNN Turk.

“El control se ha restaurado en toda Turquía y no hay enfrentamientos en estos momentos”, indicó un alto funcionario turco, y añadió que aunque unos pocos grupos golpistas mostraban resistencia en Estambul, no representaban mayor riesgo. “Aún hay una cantidad pequeña pero importante de soldados que se dieron a la fuga y que están siendo buscados. Creo que serán capturados dentro de poco”, añadió.

La purga parecía estar diseñada también para intensificar los esfuerzos de Erdogan por aplacar la influencia de los seguidores del clérigo musulmán Fetulá Gülen, radicado en EE UU. Erdogan acusa a los partidarios de Gulen, que alguna vez fue su aliado pero ahora es su rival político, de tratar de crear una “estructura paralela” al interior de las cortes, la policía y las fuerzas armadas con el objetivo de derrocarlo. El clérigo niega las acusaciones.

Erdogan advirtió que iba a ordenar una “limpieza” de las fuerzas armadas incluso antes de sofocar del todo el intento de golpe. “Pagarán un alto precio por esto”, afirmó. “Este levantamiento es un regalo de Dios para nosotros porque será el motivo para limpiar nuestro Ejército”, agregó. En una manifestación la noche del sábado, sus partidarios exigieron que los gestores del golpe sean ejecutados. “¡Qué los cuelguen!”, coreaba una multitud en la plaza de Kizilay en el centro de Ankara. Erdogan dijo a la multitud que el Parlamento podría considerar una propuesta para reinstalar la pena de muerte, que fue abolida en Turquía.

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