“Pido perdón por tanta crueldad”
| 30 de Julio de 2016 | 03:07

El papa Francisco hizo el viernes una sobria visita al antiguo campo nazi de exterminio de Auschwitz, convirtiéndose en el tercer pontífice consecutivo que visita el lugar donde las fuerzas de Hitler mataron a más de un millón de personas, la mayoría de ellos judíos.
Si bien su presencia fue marcada por un conmovedor silencio, que sólo rompió cuando se encontró con un grupo de sobrevivientes, el papa Francisco escribió en el libro de Honor tras su visita al campo de exterminio de Auschwitz: “Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad”.
Dos líneas, escritas en español, con la firma Francisco y la fecha de debajo, fueron las únicas palabras del Pontífice sobre las sensaciones de su visita al lugar donde fueron asesinadas alrededor de un millón y medio de personas, ya que decidió que no pronunciaría ningún discurso. Francisco saludó a los supervivientes, a un grupo de 25 personas familiares de los llamados “Justos de las naciones”, un título que se les concedió por su ayuda a los judíos, y a las autoridades.
LA PUERTA DEL HORROR
El Pontífice atravesó completamente solo la entrada al campo bajo la inscripción en hierro forjado “Arbeit macht frei” (El trabajo libera) y comenzó así su recorrido silencioso entre barracas.
Durante la visita hubo momentos de gran intensidad, como cuando se detuvo frente al patio donde se llamaba a los condenados a muerte.
Allí, el sacerdote polaco Maximiliano Kolbe ofreció su vida a cambio de la de un padre de familia.
Francisco sentado con los ojos cerrados y en profundo recogimiento estuvo algunos minutos y después besó uno de los postes de madera que servían para las ejecuciones.
Posteriormente, accedió al edificio de ladrillo del Bloque 11 de Auschwitz que alberga la celda subterránea en la que Kolbe murió de inanición.
El Papa permaneció en este lugar solo, rezando durante aproximadamente diez minutos, en medio de una leve penumbra, sentado en una silla, cabizbajo y con la puerta enrejada abierta a sus espaldas
El Papa rezó en silencio durante más de 15 minutos antes de reunirse con varios sobrevivientes del campo, a los que saludó uno a uno estrechando su mano y besándolos en las mejillas. Después llevó un gran cirio blanco hasta el Muro de la Muerte, donde se ejecutaba a prisioneros.
Los invitados, entre ellos sobrevivientes del campo y polacos cristianos que salvaron a judíos durante la guerra, se mantuvieron de pie en señal de respeto, mientras el pontífice llegaba en su vehículo, corriendo paralelamente a los rieles que otrora fueron usados para transportar a las víctimas.
Francisco, es el primer Papa que visita Auschwitz sin haber vivido la brutalidad de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Sus dos predecesores tenían una conexión personal histórica con el lugar.
Juan Pablo II era de Polonia y fue testigo del sufrimiento infligido a su país bajo la ocupación alemana. Su visita en 1979 hizo historia y formó parte de los esfuerzos del Vaticano de reconciliación con los judíos. El papa Benedicto XVI, que visitó el campo en 2006, era alemán y en su adolescencia formó parte durante un tiempo de las Juventudes Hitlerianas.
La visita de Francisco ayudó a subrayar la importancia de un lugar que en los últimos años ha recibido más visitantes de todo el mundo.
La visita es también diferente en su carácter privado, sin discursos previstos. Marca una diferencia con la visita de Benedicto, que habló en italiano -evitando su lengua alemana nativa- en un discurso en el que preguntó por qué Dios guardó silencio ante la matanza de tantos.
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