Dos testigos ratificaron las declaraciones de Vanesa Rial

Hoy transcurrió la tercera jornada del juicio a Cristian "Conde" Martínez Poch por el secuestro y abuso, entre otras figuras, de Vanesa Rial, quien fue pareja del DJ. En la jornada de hoy, los testigos se encargaron de ratificar lo declarado ayer por la víctima.

Las primeras declaraciones fueron realizadas por el abogado Martín Alejadron Encinas Basso, socio de Rial. El letrado, con sus declaraciones, se encargó de ratificar lo narrado ayer por la víctima: En agosto de 2013, dijo el testigo, "fue cuando comenzaron a suceder cosas extrañas: no podía comunicarme por teléfono con ella, o no iba a trabajar" dijo Encinas Basso.

También narro el abogado que vio en diferentes oportunidades a Rial con diferentes golpes en el cuerpo, o en un estado "raro", de "somnolencia". En las ocasiones que el hombre le preguntaba a su socia qué le había pasado, narró el testigo, ella decía que se "había caído". Incluso, prosiguió el letrado, un día recibió un llamado de un hombre llamado "Cristian", quien le comunicó que Rial no podía ir a trabajar porque "estaba enferma". Este hombre se volvió a comunicar con el abogado para decirle que Vanesa estaba "mejor de salud".

Después le llegó el turno a la declaración del abogado Rafael Guillén, conocido de Rial y sus familiares. Este hombre se encargó de ratificar todo lo relacionado al 'fin' de la relación de Vanesa con el acusado, incluido su escape de la casa de Martínez Poch.

Guillén dijo que en reiteradas oportunidades vio a la víctima, golpeada, que incluso una vez Rial lo llamó para pedirle que se acerque a La Plata ya que Martínez Poch la propinado una fuerte golpiza. Ese día, recordó Guillén, fue un 6 de septiembre, día en que Vanesa Rial hizo una denuncia.

A partir de esa fecha, prosiguió contando el testigo, Rial se alejó de La Plata buscando huir de Martínez Poch. Sin embargo, días después -el 21 de septiembre- la víctima se volvió a contactar con Guillén y le contó que el acusado la había vuelto a ubicar, y que se encontraba nuevamente en el domicilio de el "Conde".

Fue en ese entonces cuando comenzó el 'escape'. Una vecina de Poch, quien divisó que Rial se encontraba nuevamente en el departamento del acusado, y vio que la mujer había sido golpeada una vez más por el DJ, se contactó con la policía y logró rescatar a Rial.

A partir de allí se radicó la denuncia por la cual Martínez Poch es juzgado en la actualidad.

Relato desgarrador

Ayer, en la segunda jornada del juicio, tomó la palabra la víctima de los abusos sexuales y las golpizas de Martínez Poch, Vanesa Rial. En sus declaraciones, Rial describió las formas tortuosas que el acusado usaba para dominarla y y amedrentarla.

Vanessa dijo que Martínez Poch (51), ex disc jockey de la noche platense, “me drogaba, golpeaba, obligaba a mantener sexo con otros hombres y hasta jugaba a hacerme tiro al blanco con rifles y cuchillos“. También reiteró que todo esto se lo hizo mientras la mantuvo secuestrada casi dos meses, hasta el 24 de septiembre de 2013 cuando fue rescatada por la Policía, a partir de la denuncia de una vecina de la calle 58, entre 23 y 24.

Rial dijo que su ex , mientras la tenía secuestrada en su domicilio, le arrancó las uñas de los dedos gordos de ambos pies con unas tenazas, que con frecuencia la obligaba a beber su orina y a realizar prácticas sexuales aberrantes con una perra.

“Yo quería escapar, pero no tenia voluntad debido al alcohol y las pastillas que me obligaba a tomar”, dijo, sumida en lágrimas de dolor, la víctima al ser interrogada por el presidente del Tribunal, el juez Juan José Ruiz.

Rial también contó que luego de cada golpiza, Martínez Poch la colocaba en un fuentón y la lavaba con lavandina y desinfectante lo que le ocasionaba ardores terribles en las heridas”.

“Le tengo terror, estoy tomando medicación para no tener alucinaciones con él, tenía alucinaciones auditivas y visuales. Salgo a la calle y me siento perseguida, trato de salir adelante pero a veces es imposible, hay mucho dolor”, reconoció.

La abogada contó también que no puede siquiera mirar la telenovela Moisés, porque ve cómo le pegan a los esclavos y se siente como uno de ellos