Temer arranca la nueva etapa con un drástico giro económico

El gobierno planea contribuir a la salida de la crisis con un fuerte plan de privatizaciones

BRASILIA.- El nuevo presidente de Brasil, Michel Temer, asumió el poder tras la destitución de Dilma Rousseff dispuesto a ser un “salvador” para la economía, una complicada misión para la que está dispuesto a privatizar “todo lo que sea posible”.

La privatización se convirtió en una palabra prohibida luego de la victoria del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), que llegó al poder en 2003 con Luiz Inácio Lula da Silva y se mantuvo en la cúspide hasta mayo pasado, cuando el Senado dio el primer paso hacia la destitución de Rousseff.

La intención del Gobierno es anunciar el plan de privatizaciones tras el regreso de Temer de la reunión del G-20 de China

Todavía como mandatario interino, Temer le dio un giro liberal a la ruleta económica. Así, las “desestatizaciones”, como en Brasil se conoce de manera eufemística a las privatizaciones, se colaron en la agenda del nuevo Gobierno. “El Estado debe transferir al sector privado todo lo que sea posible en materia de infraestructura”, resaltaba un documento del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) cuando Temer todavía era vicepresidente de Rousseff y planeaba en las sombras el salto a la presidencia. Temer se convirtió en mandatario interino el 12 de mayo, cuando Rousseff fue apartada por el Senado para afrontar el juicio político.

Desde entonces, su gobierno lleva a cabo un plan de ajuste para revitalizar las dañadas cuentas públicas y define un paquete de privatizaciones y concesiones con los que espera recaudar entre 20.000 y 30.000 millones de reales (entre 6.210 y 9.315 millones de dólares) el próximo año.

El paquete, que se anunciaría a mediados de mes, prevé transferir al sector privado en una primera etapa los aeropuertos de Florianópolis, Porto Alegre, Salvador y Fortaleza y al menos dos terminales portuarias. Temer también planeaba privatizar los aeropuertos de Congonhas (San Pablo) y Santos Dumont (Río de Janeiro), que reciben la mayor cantidad de vuelos nacionales, pero la propuesta por ahora quedó en veremos.

La intención del Gobierno es anunciar el plan tras el regreso de Temer de la reunión del G-20 de China, país al que el presidente llegó también buscando atraer inversiones extranjeras para su plan de privatizaciones, que alcanzará los sectores de aeropuertos, puertos, rutas, ferrocarriles, distribución de electricidad y saneamiento básico.

El presidente reiteró que no contemplará, ni a corto ni a largo plazo, privatizar la petrolera estatal Petrobras, la joya de la corona de Brasil y centro del mayor escándalo de corrupción de la historia del país. Los recursos de las privatizaciones son claves para que el Ejecutivo logre la meta de déficit fiscal propuesta para 2017 de 143.100 millones de reales (unos 44.234 millones de dólares), un grave agujero que Temer atribuye a Rousseff.

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