Camboriú se muestra a tope con miles de argentinos

Pese a su “sombra”, el balneario brasileño atraviesa por una gran temporada

Al balneario Camboriú, uno de los más famosos de Santa Catarina y que más argentinos convoca, le cabe el mote de “la nueva Dubai”, debido a que allí están los rascacielos más altos de Brasil, uno de 72 pisos, y es sede de un boom inmobiliario y de inversiones. Pero este crecimiento le da batalla a la naturaleza cuando a media tarde, en verano, la arena y parte del mar se oscurecen por la sombra de los edificios.

Ubicado a unos 80 kilómetros de Florianópolis, capital del estado catarinense, Camboriú está repleto de argentinos en un paisaje de ensueño: una playa con arenas blancas, piscinas naturales, olas y una de las mejores infraestructuras de servicios en todo Brasil.

Con 128.000 habitantes estables, Camboriú recibe hasta un millón de turistas por temporada, la mayoría argentinos, y de acuerdo con los empresarios turísticos hasta aquí no llegó la crisis brasileña que se arrastra desde fines de 2015.

Con el metro cuadrado que compite por el podio del más caro con el del barrio de Leblón, en la zona sur de Río de Janeiro, el balneario exhibe construcciones de edificios modernos de hasta 72 pisos frente al mar y tiene un proyecto para instalar un puerto flotante de cruceros, que podría funcionar a partir de 2020.

El crecimiento desenfrenado de la construcción de hoteles, oficinas y departamentos de lujo desde hace dos décadas, que se aceleró en los últimos cinco años, generó una competencia por la mejor vista de una de las bahías marítimas más admiradas, por su belleza, de todo Brasil, aunque después de las 16.30 hay que buscar el sol entre los recortes de la sombra de los edificios.

Incluso desde hace una década se discute rellenar 60 metros de la actual playa para escapar de la sombra, un tema que divide a especialistas sobre todo porque puede afectar el contorno estético de la bahía, pero también la vida marina y el oleaje a raíz de las modificaciones en la arena.

“La temporada tiene un 90% de ocupación en hoteles -señala Dirse Fistarol, vicepresidenta de Sindisol, entidad que reúne a los dueños de hoteles, bares y restaurantes del balneario- pero los turistas que llegan no están consumiendo como el año pasado, tanto brasileños como argentinos”, y minimizó el tema de la sombra en la playa al afirmar que “la sociedad está discutiendo si quiere o no extender la arena en esta bahía maravillosa”.

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