Las misiones de una agencia siempre muy cuestionada

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PARIS.- Darle a sitios el nombre de Patrimonio Mundial, como ocurre con las pirámides egipcias o la Estatua de la Libertad, que tienen una protección especial de la ONU, es uno de los muchos programas que desarrolla la Unesco, así como su plan de coordinación de la educación sobre el cambio climático,

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (tal el desglose de la sigla en español) ha enfrentado durante años acusaciones de corrupción, mala dirección y parcialidad política en sus resoluciones. Fuera de las críticas, la Unesco respalda múltiples programas.

De hecho, cada año el Comité del Patrimonio Mundial de la agencia designa sitios considerados de “destacado valor para la humanidad”, e interviene cuando estos sitios están en peligro de destrucción o daño. El programa da a los países asistencia técnica y entrenamiento profesional para preservarlos y ahora incluye patrimonios “intangibles” como canciones folclóricas o bailes tradicionales en su lista. Las designaciones de Patrimonio Mundial son codiciadas y vistas como un impulso al turismo local.

El organismo también trabaja para mejorar la educación del mundo, con un enfoque especial en niñas de países pobres que reciben poca o ninguna educación. Asimismo capacita a maestros y brinda materiales además de impulsar programas para que las niñas busquen carreras en la ciencia.

Como el resto de la ONU, la Unesco fue creada en respuesta a los horrores de la II Guerra Mundial, en especial los crímenes nazis. Temiendo que los miembros árabes hubiesen usado la Unesco para aprobar resoluciones contra Israel, la agencia trabajó en años recientes en proyectos educativos sobre el Holocausto, con materiales en varios idiomas y visitas guiadas a ex campos de concentración.

 

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