Premian con el Nobel a los creadores de una técnica que abrió nueva era en la bioquímica
Edición Impresa | 5 de Octubre de 2017 | 03:53

El suizo Jacques Dubochet, el germano-estadounidense Joachim Frank y el británico Richard Henderson, fueron galardonados ayer con el Premio Nobel de Química por desarrollar la “criomicroscopía electrónica”, una técnica que permite observar en alta resolución biomoléculas, lo que produjo una nueva era en la bioquímica, según anunció la Real Academia Sueca de las Ciencias.
La Academia destacó que “los investigadores pueden ahora congelar biomoléculas” y “visualizar procesos que no habían visto nunca antes, algo decisivo para el entendimiento básico de la química de la vida y el desarrollo de medicinas”.
Durante mucho tiempo se creyó que los microscopios electrónicos solo eran adecuados para analizar materia muerta, porque su potente haz de electrones destruye el material biológico.
Sin embargo, en 1990 Henderson logró generar una imagen tridimensional de una proteína con resolución atómica gracias a un microscopio electrónico, evidenciando el potencial de esta nueva tecnología.
Frank, por su parte, consiguió generalizar las aplicaciones de esta nueva tecnología y desarrolló un método para procesar las imágenes en dos dimensiones y transformarlas en 3D.
Dubochet añadió agua al microscopio electrónico -algo que hasta el momento no era posible porque trabaja en el vacío- y para ello lo que hizo fue vitrificarla, enfriándola tan rápido que se solidificó en su forma líquida alrededor de una muestra biológica, permitiendo a las biomoléculas conservar su forma natural incluso en el vacío.
Nacido en 1942 en Suiza, Dubochet es profesor honorario de Biofísica en la Universidad de Lausana; su colega Frank nació en 1940 en Siegen (Alemania) y ejerce en la Universidad de Columbia de Nueva York, y Henderson, nacido en Escocia en 1945, es profesor de Biología Molecular en la Universidad británica de Cambridge.
A través de la técnica premiada ayer, en la que la muestra se estudia a temperaturas muy bajas, cada parte de la célula puede ser capturada a nivel atómico, lo que ha permitido por ejemplo que se hayan visualizado cientos de biomoléculas o proteínas que confieren resistencia a la quimioterapia y antibióticos.
El uso de la criomicroscopía electrónica multiplica también las posibilidades de desarrollar nuevas medicinas, como ocurrió con el caso del virus del Zika.
Aunque desde principios del siglo pasado se sabía de la importancia de las biomoléculas, no fue hasta la década de 1950 que se pudieron ver sus estructuras, después de que científicos de la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña) lo lograran al exponer cristales de proteínas a rayos X.
El premio es de 9 millones de coronas suecas (1,1 millones de dólares), a repartir entre los galardonados, después de que este año la Fundación Nobel aumentara el monto de sus distinciones por primera vez en cinco años.
La semana de los Premios Nobel arrancó el lunes con la concesión del premio de Medicina a los estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por describir el “reloj biológico”, y el martes se anunció el de Física, que fue para los estadounidenses Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne, en reconocimiento a su “decisiva contribución” a la detección de “las ondas gravitacionales”.
Tras el anuncio de ayer, mañana se dará a conocer el de Literatura, y el viernes se anunciará el de la Paz.
Todos los premios se dan a conocer en Estocolmo, a excepción del de la Paz, que se falla y entrega en Oslo.
Los premios son entregados el 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Nobel, en una doble ceremonia en el Konserthus de Estocolmo y en el Ayuntamiento de Oslo.
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