Las complicaciones que traería una separación
Edición Impresa | 9 de Octubre de 2017 | 03:02

Cataluña ha tenido históricamente una identidad, cultura e idioma propios, y desde hace relativamente pocos años impulsa su proceso independentista al considerar que pueden asumir las responsabilidades propias de un Estado. Sin embargo, en ese camino hay muchos obstáculos ya que el gobierno conservador central de Mariano Rajoy bloqueó las finanzas de la administración regional, excepto para el pago de servicios esenciales, que asumirá directamente Madrid.
Una Cataluña independiente sufriría fuertes cambios y se expondría a varios peligros. En primer lugar, dejaría de beneficiarse de los fondos de España por 1.400 millones de euros mensuales. Además, debería financiar la constitución del nuevo Estado y hacerse cargo de las partidas que estaban aseguradas por Madrid para pagar las jubilaciones y aumentos salariales de los empleados del Estado y de los militares.
Para España también sería un fuerte golpe, ya que Cataluña representa el 19% de su PBI y además las exportaciones catalanas son el 24% de las ventas españolas.
El catedrático español Clemente Polo, basándose en datos del Idescat (Instituto de Estadística de Cataluña) advierte que la ruptura con España provocaría una caída del 50% de las exportaciones catalanas en los cinco años siguientes a la desintegración, rompiendo así las perspectivas de los independentistas que sostienen que un nuevo Estado catalán seguiría formando parte de la Unión Europea (UE).
Polo remarca que la transición, de darse, sería “dura, larga e irreversible”, como demuestran otros procesos de desintegración territorial vividos en Europa central en los años 90.
Si bien el resto de España dejó hace tiempo de ser el único mercado para las exportaciones catalanas, aún sigue siendo el más importante. De ahí que parte del PBI catalán se explique por los intercambios comerciales con España: cada 100 euros generados por la economía catalana, 22 corresponden a las exportaciones al resto del territorio español.
Varias empresas (entre ellas, el Banco Sabadell, la Gas Natural Fenosa, la textil Dogi, la firma de telecomunicaciones Eurona y la biotecnológica Oryzon Genomycs) decidieron salir de Cataluña, buscando seguir al amparo de las leyes españolas y de la Unión Europea si la región se independice.
De hecho, un banco radicado en un país de la UE puede hacer negocios en cualquiera de los 28 países que conforman el bloque. Si Cataluña se escinde, los bancos radicados allí perderían ese derecho, por lo que también se teme un “corralito” para evitar la fuga de divisas.
La región tendría que abandonar el euro y crear su propia moneda, lo que generaría una ola de bancarrotas ya que la nueva moneda seguramente se desplomará en los mercados cambiarios y las empresas y gobierno regional tendrán que pagar deudas en euros con una moneda fuertemente devaluada.
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