Pedro Pascal, un “ultragringo” suelto en la gran pantalla

Tras “Game of Thrones” y “Narcos”, el chileno salta al cine, de la mano de la nueva “Kingsman”

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Pedro Pascal, el príncipe Oberyn de “Juego de tronos” y el agente de la DEA Javier Peña en “Narcos”, da el salto al cine con “Kingsman: El círculo de oro” -que llega este jueves a las salas locales-, donde interpreta al espía Whiskey, un “ultragringo”, dice, prototipo de los Stateman, que son como “los primos” americanos de los espías británicos.

Pascal explica, en una reciente entrevista, que la idea de llevar al límite a su personaje partió del director, Matthew Vaughn, quien se “enamoró” del agente Peña; “no le importó que fuera chileno, de hecho, explotó mi parte tejana” y la “disfrazó” de “ultragringo”: sombrero vaquero, botas camperas puntiagudas y, cómo no, su arma secreta, un lazo de atar reses.

“Pero yo soy un dreamer -aclara-. Entré legalmente en EE.UU. con menos de dos años y no fue mi decisión ser criado allí, y sí, me siento totalmente parte de esa cultura de ‘dreamers’, es lo que viví, no tengo otra”, afirma el actor.

Pascal se muestra sinceramente sorprendido del revuelo que causa en los lugares en donde se presenta.

“O son muy fáciles, o tienen muy buen gusto”, bromea. “Yo no camino por la calle sintiéndome un sex symbol; ando buscándome un cafecito para despertarme”, se ríe Pascal, recién convertido en la nueva imagen del perfume de hombre “Solo” de Loewe.

Confiesa que ser actor fue siempre una fantasía, sin pensar que podría ser famoso.

“Empecé muy jovencito a estudiar arte dramático como otros hacen natación, necesitaba algo que me sacara de la casa. Y me encantó el teatro, se convirtió en mi identidad. Me pudo esa historia de cientos de años. Me quedé de ‘mesero’ (camarero) en Nueva York y me apuntaba a cualquier obra de televisión”.

Asegura que “era feliz así, actuando. Con que me diera para comer y pagar mi alquiler, viviendo de mi trabajo. La idea de fama no era tan importante, no era el ‘gol’. Y de repente, la ironía me trajo al príncipe Oberyn Martell y mi vida cambió”.

El chileno confiesa además que era fan de la serie y sabía lo que le esperaba si lo hacía bien.

Y pasó. De “Juego de Tronos” pasó a “Narcos”, y su agente de la DEA Javier Peña atrapó al director Matthew Vaughn, que preparaba la segunda parte de Kingsman, y lo invitó a ser el “ultragringo” de los Stateman.

Dirigida también por Matthew Vaughn, autor de la primera “Kingsman: Servicio Secreto”, basada en los cómics de Mark Millar y Dave Gibbons, esta segunda entrega traslada la acción a EE.UU. una vez que los “malos” han destruido por completo la organización de los Kingsman en Europa y Asia.

Así, Eggsy (Taron Egerton) y Merlin (Mark Strong) piden ayuda a la organización secreta aliada Stateman, que dirige Champán (Jeff Bridges), para quien trabajan Ginger Ale (Hale Berry), Tequila (Channing Tatum) y Whiskey (Pascal).

“Era feliz así, actuando. Con que me diera para comer y pagar mi alquiler, viviendo de mi trabajo. La idea de fama no era tan importante, no era el ‘gol’. Y de repente, la ironía me trajo al príncipe Oberyn Martell -de “Game of Thrones”- y mi vida cambió”

“Si no hubiera sido Whiskey, me hubiera gustado hacer el papel de Jeff Bridges, porque es el jefe, pero si puedo elegir, me quedo con la mala”, se ríe Pascal, que se dispone a actuar para completar su respuesta.

“Yo no sé cocinar -explica- pero quiero aprender para ser yo quien cocine y hacer hamburguesas como ella”, se ríe mientras amasa con sus manos una carne inexistente.

La “mala” es Julianne Moore, quien se mete en la piel de la nueva villana Poppy Adams, dueña de la misteriosa empresa criminal que da título a la película, “Círculo de oro”.

“Kingsman: El círculo de oro” guarda un par de sorpresas para el público: la inestimable presencia del cantante y compositor Elton John, de 70 años, que compone un personaje desternillante, además de aportar (e interpretar) el tema “Saturday Night’s Allright” a la banda sonora.

Y también hay noticias de Colin Firth (Galahad), cuyo personaje murió al final de la primera parte tras ser asesinado por Richmond Valentine, un megalómano rico interpretado por el genial Samuel L. Jackson.

 

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