“Columbus” y “Good Luck”, Festival de Mar del Plata

Competencia Internacional

          En Columbus, Jin, el hijo de un viejo coreano experto en arquitectura, viaja a los Estados Unidos porque su padre ha sufrido un grave problema de salud que lo dejó internado e inconsciente. Viaja solamente para aparentar las buenas costumbres, ya que en realidad no se estiman ni se hablan. Allí, en Columbus, se encuentra con Casey, una joven amante de la arquitectura que iba a asistir a la suspendida charla de su padre. Ella duda entre dejar el pueblo y dedicarse a su pasión, o, en cambio, decidir quedarse para hacerle compañía a su mamá. Jin casi que odia la arquitectura pero Casey hace que sea nuevamente apasionante para él, y en particular la de Columbus. Así se harán compañía en estos duros días a la manera de Lost in Traslation pero más tiernos, ya que se trata de dos fracasados. Igualmente lo más hermoso de la película es el juego visual entre los encuadres, las acciones y las obras arquitectónicas. Lejos de dejarnos fuera de este arte en particular el director Kogonada hace lo posible para que podamos disfrutarlo a partir de trabajar finamente en nuestro interés.

           Good Luck es un excepcional documental de Ben Russell sobe los trabajos mineros de Serbia y Surinam, ya que seguramente se encuentra aquí uno de los mejores planos secuencia de la historia del cine. La cámara sigue de espaldas a 3 mineros que caminan relajados en otro día normal de trabajo. En su llegada recorren las instalaciones de la empresa cruzándose con los demás trabajadores, que por lo general también están de buen humor. Esta caminata termina en el ascensor que bajará a los túneles mineros. Pero la cámara 16mm sigue filmando, el plano no se corta. Así entramos al ascensor con los mineros. Todo se oscurece y éste comienza a bajar. El descenso es eterno. La profundidad de esta mina parece pertenecer realmente a otro mundo. Los rostros de los mineros ahora ya no son tan alegres. Poco a poco son más cercanos a los rostros de los soldados antes de desembarcar en Normandía en Rescatando al Soldado Ryan. La diferencia es que en este caso se trata solamente de un trabajo y todo es real. Se recorren varios pisos más hacia abajo y algunos bajan. Pero el viaje sigue. Ahora otros tantos bajan. Pero sólo algunos. A los trabajadores de menor nivel se le está reservado el último círculo del infierno. Después de casi 20 minutos empiezan su penoso trabajo,  en el lugar más recóndito, en lo más profundo, en lo más oscuro.  

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE