Merkel atraviesa su momento más complicado tras doce años en el poder en Alemania

Lleva tres mandatos gobernando en coalición. Si no logra formar gobierno para un cuarto mandato, habría nuevas elecciones

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BERLÍN

La canciller alemana, Angela Merkel, cumplió ayer doce años en el cargo, una carrera en la que ha tenido como máxima la estabilidad y la búsqueda de acuerdos y que ahora se tambalea, tras fracasar las negociaciones para formar un nuevo gobierno luego de las elecciones celebradas el 24 de septiembre.

La jefa de gobierno más longeva de la Unión Europea (UE) fue investida por primera vez el 22 de noviembre de 2015, con 51 años, convirtiéndose en la canciller más joven de la República Federal de Alemania (RFA), además de la primera mujer y la primera persona crecida en el este del país al frente del Ejecutivo.

La líder de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) ha gobernado dos legislaturas -la primera y la tercera- en gran coalición con su teórico principal rival, el Partido Socialdemócrata (SPD), mientras que en la segunda lo hizo con el Partido Liberal (FDP).

Fueron los liberales, su supuesto aliado natural, quienes el domingo pasado echaron por tierra la posibilidad de que su cuarto mandato fuera un tripartito en el que también participaran Los Verdes, al romper las negociaciones abiertas cinco semanas atrás.

Merkel sigue así en funciones, mientras el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, sondea la disposición del resto de los partidos a apoyarla, desde dentro o desde fuera del Gobierno, con el fin de evitar que se repitan las elecciones.

Tras recibir el martes a verdes y liberales, Steinmeier se reunió ayer con el presidente de la Unión Socialcristiana (CSU) -ala bávara de la CDU de Merkel-, Horst Seehofer, y hoy ha citado al líder del SPD, Martin Schulz.

Tras el rechazo tajante de la dirección socialdemócrata a una nueva gran coalición con Merkel, comenzaron a surgir las primeras críticas internas a la apuesta de Schulz por un adelanto electoral, con voces que cuestionan las ventajas de nuevos comicios y piden no descartar la posibilidad de dejar gobernar a Merkel en minoría.

Y como primera tímida crítica interna a la canciller tras su imposibilidad de formar gobierno, las juventudes de la CDU de Düsseldorf pidieron ayer la renuncia de Merkel.

Ella, que hace gala de que cuando llegó al poder en 2005 Alemania era “el enfermo de Europa” y se ha convertido en “un ancla de estabilidad”, adelantó que, en pos de esa solidez, preferiría nuevas elecciones a un gobierno en minoría, fórmula inédita en la historia reciente alemana.

“El presidente alemán tiene la última decisión. Si ahora hay nuevas elecciones -si hubiese, debo decir- no las temo en absoluto. Prometí en la campaña electoral estar cuatro años disponible”, señaló el lunes a la televisión pública con su habitual tono sosegado.

Con esa aparente serenidad y su proverbial flexibilidad, que le ha permitido asumir como propias iniciativas ajenas y defender sin complejos propuestas que previamente había rechazado, Merkel ha consolidado el liderazgo en un mundo golpeado sucesivamente por la crisis financiera, la del euro y la de los refugiados.

Su defensa acérrima de la austeridad enturbió su imagen en los países del sur europeo más afectados por la crisis, pero apuntaló su figura en Alemania, que ahora atraviesa momentos de incertidumbre. (EFE)

 

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