Coincidencia trágica: uno de los muertos es Bulacio, como en el 91

El mismo apellido une a dos víctimas de un espectáculo ricotero con más de 20 años de diferencia

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El segundo fallecido en el recital del Indio Solari el sábado en Olavarría que aún restaba identificar, se llamaba Juan Francisco Bulacio, tenía 36 años y era oriundo de la localidad bonaerense de Garín, partido de Escobar. Y como si fuera una trágica mueca del destino, el apellido remite a la muerte de Walter Bulacio, también tras un recital de Los Redondos, en 1991.

La víctima de Olavarría no había podido ser identificada antes ya que en su cuerpo no se encontraron documentos, y debió ser identificado por la Policía mediante el sistema de huellas AFIS.

Cabe destacar que la otra víctima fatal ya había sido identificada el domingo como Fernando Javier León, de 42 años y oriundo de Los Polvorines.

LA CASUALIDAD QUE ROZA A LOS REDONDOS

Juan Francisco Bulacio no tenía ninguna vinculación familiar con la víctima de 1991. Solo la casualidad de compartir el mismo apellido y tal vez el mismo amor por los Redondos. Sin embargo, ambos impactarían a la legendaria banda y, ahora, al ex líder de la misma.

Es que desde el lado musical, el crimen de Walter Bulacio había ensombrecido el perfil combativo de Los Redondos, quienes en un principio no asumieron demasiado protagonismo para pedir justicia y, con la excusa de no querer ser parte de un show mediático, guardaron un perfil excesivamente bajo en la denuncia del asesinato a uno de sus fans.

Además, aquel desembarco de Los Redondos en Obras había estado teñido de cierta polémica interna, porque llegar allí suponía arriar algunas de sus banderas de independencia artística y de funcionamiento.

Aquella noche, el conjunto sostenido en las canciones del Indio Solari y del guitarrista Skay Beilinson celebraba una nueva velada en el reducto en el que, a raíz de su creciente popularidad, había arribado por primera vez el 2 de diciembre de 1989, cuando tocaron dos veces en el estadio cubierto con capacidad para unas 5.000 personas.

Pero aquella trágica noche del 19 de abril de 1991, ni los músicos ni la inmensa mayoría de los asistentes conocían por entonces los alcances de la avanzada policial contra una parte del público y, obviamente, la paliza mortal propinada a Bulacio.

Ahora, el mismo apellido, esta vez correspondiente a un hombre de 36 años, vuelve a manchar un espectáculo que es seguido por multitudes.

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