Un Lobo utilitario estiró su racha triunfal en Tucumán

Conociendo sus limitaciones, aprovecha sus virtudes y suma de a tres. No le sobra nada, pero metió el quinto éxito al hilo

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Por Walter Episcopo
Analisis

Para poder gozar dicen que primero hay que saber sufrir. Otra vez, el Viejo Lobo sufrió, pero con enorme corazón logró tres puntos más y metió su quinta victoria al hilo en el torneo. Anoche en Tucumán sufrió demasiado, y gracias a un exquisito pase de Faravelli que Mazzola transformó en gol, ganó 1-0 en una cancha dificilísima. Porque en el Monumental Atlético no perdía desde la 5ta. fecha, y después de seis presentaciones sin irse derrotado (4 empates y 2 triunfos), este Lobo de Alfaro consiguió tres muy importantes.

El partido que arrancó impreciso. Ninguno de los dos podía dominar la pelota y la mitad del campo era un concierto de errores, pases mal realizados, compañeros mal buscados. La bola iba rápida (hasta minutos antes del inicio del juego diluvió), pero las piernas de los futbolistas no estaban en ritmo.

En 15 minutos, sólo un remate de Acosta para el local que se fue muy desviado; y un intento de Ibáñez por izquierda que tocó al medio pero un defensor se la sacó a Faravelli del “buche” cuando quedaba casi como para patear un penal. Los de Alfaro “regalaban” la pelota, nadie la podía tener, y el conjunto tucumano parecía ir con más decisión sobre el arco del “anaranjado” Martín Arias. No pasaba nada de nada. Barbona y Zampedri apenas insinuaban peligro, pero tibio. Los platenses tenían en Alemán al jugador más activo, incluso se animó a patear de lejos y Lucchetti ni se inmutó.

Hasta que sobre los 24 minutos, salió limpio desde el fondo jugando el Lobo. Limpio y rápido. Y en el círculo central la agarró el Loro Faravelli que avanzó unos metros y puso una pelota para Mazzola en profundidad con la justeza de un relojero suizo; el delantero se abrió como puntero derecho y cuando el golero tucumano salió desesperado, el delantero definió cruzado al palo derecho de Lucchetti y la pelota viajó lentamente al fondo del arco.

Era el 1-0 y sorpresa en el Monumental tucumano, y con la misma fórmula de gol utilizada en el partido anterior ante Sarmiento en el Bosque. Y a partir de ahí el juego fue otro.

Es que el local salió a “pegar” y no tanto a ver qué pasa. Gimnasia pareció acomodarse mejor y promediando esta etapa inicial la cosa se puso más entretenida. El local y su desesperación porque el estadio se transformó en un hervidero. Los hombres de azul y blanco empezaron a jugar con oficio desde el mediocampo con Licht y Rinaudo.

Zampedri probó al arco desde afuera del área grande sobre los 38 minutos, pero encontró las firmes manos de Martín Arias. Atlético iba pero no estaba fino. Barbona dos veces puso la pelota en “órbita” y sus remates terminaron en la tribuna.

Igual, el Lobo terminó la etapa inicial jugando demasiado cerca de su arco, y así es que en el final casi lo empata con un remate desde lejos del pibe Molina que pegó en un defensor mens sana y se fue al córner, apenas arriba del travesaño ante un Martín Arias que en esta hizo vista.

El cierre encuentra a los de Alfaro sacando una rápida contra, que terminó invalidada por posición adelantada.

SALIERON ENCHUFADOS

Pareció que los dos hubiesen recargado las pilas en esos 15 minutos de descanso. El local, porque desde la tribuna se escuchaba la impaciencia de la gente y el pedido de “a poner huevos”; y Alfaro les debe haber pegado un sacudón a sus dirigidos porque era “suicida” jugar 45 minutos tan cerca del propio arco.

Se hizo de ida y vuelta. Aproximaciones en los dos arcos. Probó Faravelli, después el Bochi Licht, que vio adelantado a Lucchetti y le pegó desde la mitad de la cancha como alguna vez hizo contra Independiente y terminó en gol, pero esta vez no fue así. Contestó el Mago Molina, pero su remate murió en las manos de Martín Arias. Con los nervios a cuesta y sin precisión Atlético empujaba, pero la defensa albiazul se ponía el overol, raspaba y aguantaba.

Lavallén sacó a Barbona a los 15 y pareció hacerle un favor a Gimnasia por que el volante tucumano desequilibraba por izquierda y cada tanto probaba al arco.

A los 21’ llegó muy claro el dueño de casa. Centro de Di Plácido desde la derecha, Zampedri entró por izquierda, quedó cara a cara con Martín Arias entrando por el vértice izquierdo del área chica, el delantero le pegó exigido y su remate dio en la parte de afuera de la red. El “uhhhh!!!!” retumbó en el “José Fierro”.

Con más ganas que ideas Atlético volvía arrinconar al Lobo. Alfaro sobre los 24 minutos hizo un doble cambio: Perdomo por Licht para reforzar las marcas en el medio y Matos por Mazzola arriba.

Sobre los 28’ los Triperos tuvieron una buena. Pase de Fito Rinaudo a Ibáñez que quedó solo para convertir, y otra vez (como en el final del primer tiempo) dudosa posición fuera de juego. A Gimnasia le costaba cada vez más llegar hasta Lucchetti y ya la pasaba mal porque Zampedri era un peligro de gol latente.

Ambos entrenadores siguieron moviendo sus bancos, y sobre los 33 minutos entró Lucas Lobos para tratar de tener la pelota y salir del asedio local, que a esa altura llegaba por arriba y por abajo. Leandro González (que entró junto a Lobos) sacó un violento remate pero la pelota se fue muy cerca.

Esos últimos minutos fueron eternos para el Lobo que lo aguantó y esperó agazapado una contra para liquidarlo.

El local terminó inmerso en su propia impotencia y el Lobo con un corazón enorme pudo aguantarlo, para sumar de a tres y seguir subiendo en la tabla.

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