Brigitte Trogneux: la señora Macron

Profesora de letras de 64 años, madre de tres hijos y abuela, es la heroína de una gran historia de amor

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Asume sin complejos los 24 años de edad que la separan de su ex alumno y esposo. Guapa y glamorosa, Brigitte Macron es el gran amor y el mayor apoyo del próximo presidente de Francia. De 64 años, esta rubia de ojos azules ha estado siempre junto a su marido desde que éste dejó el año pasado el cargo de ministro de Economía para lanzar su movimiento ¡En marcha!, con la mirada puesta en el Elíseo.

Emmanuel y Brigitte Macron parecen una pareja unida, cariñosa y cómplice. La imagen de un amor que venció toda adversidad e indiferente “al qué dirán” por su diferencia de edad. “Emmanuel tiene que ser elegido este año, si no ¡imagínense mi cara en 2022!”, afirmó hace poco con humor esta mujer a la que llaman “Bibi”.

Bronceada todo el año, adepta a los pantalones ajustados y a los zapatos de taco aguja, Brigitte se ha vuelto una habitué de las tapas de la prensa del corazón, fotografiada caminando de la mano con su esposo por París o en traje de baño en las playas del sur de Francia.

Y no se cansa de contar su historia de amor por la que casi nadie apostaba una moneda.

Nacida en Amiens (norte de Francia), en el seno de una acaudalada familia propietaria de una empresa de chocolates famosa por sus macarrones, Brigitte parecía encaminada a otro destino. Cuando conoció a Emmanuel en 1993, estaba casada y era madre de tres adolescentes.

Tenía entonces 39 años, era profesora de francés y dirigía un taller de teatro en un instituto de Amiens. Al conocer al futuro presidente, entonces un alumno de 15 años, se sintió “totalmente cautivada” por su inteligencia. Emmanuel desafió todos los tabúes y le declaró su amor. “Con 17 años, me dijo: ‘hagas lo que hagas, ¡me casaré contigo!’”, relata con una sonrisa. “Poco a poco venció todas mis resistencias”. Y fue entonces que empezaron a salir.

Los padres de Macron, médicos, notaron que estaba enamorado pero no sabían de quién. Según la biógrafa Anne Fulda, pensaron que era de una compañera de clase, Laurence Auzière. Pero resultó que en realidad era de la madre de ella. Los padres de Macron trataron de sacarle la idea de la cabeza enviándolo a estudiar al prestigioso instituto Henri IV de París. Él no se amilanó. “Tenía una obsesión, una idea fija: vivir la vida que había elegido con aquella mujer a la que amaba. Y hacer todo lo necesario para conseguirlo”, explica el político centrista y mandatario electo de Francia en su libro “Revolución”.

Cuando Macron cumplió 18 años, regresó a Amiens y buscó nuevamente a la profesora. Sus padres ya no intervinieron, Brigitte se divorció del banquero André-Louis Auzière y la pareja se casó en 2007, cuando él ya había cumplido 30 y ella 54. Juntos se mudaron a París y allí Trogneux empezó a dar clases en un instituto privado, mientras Macron crecía como ejecutivo financiero, directivo del banco Rostchild, y finalmente, entraba a formar parte del gobierno del presidente socialista François Hollande. La pareja no tuvo hijos en común, pero Macron considera a la familia formada por Trogneux como suya.

Ahora la madre de Macron dice que ve a Brigitte “más como una amiga” que como una nuera. Y Laurence (39), cardióloga y ex compañera de colegio de Emmanuel, se convirtió en una de las partidarias más prominentes de su padrastro, apoyándolo, por ejemplo, en su último acto electoral en París. Otra de las hijas de Brigitte, Tiphaine (32), es abogada y también trabajó en la campaña presidencial, mientras que Sebastien (42), el hijo mayor e ingeniero, sólo acompañó.

Durante la campaña, su entorno describió a Brigitte como una mujer influyente, un gran sostén, a la que Macron llama si no se ven durante más de una hora.

Brigitte, “siempre presente y cada vez más. Sin ella, no sería quien soy”, expresó Macron, agarrando a su esposa de la mano ante los militantes entusiasmados de su partido “En Marcha” la noche en que ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Macron prometió crear un estatuto oficial de Primera Dama si llegaba al Elíseo y su esposa, abuela de siete nietos, ya tiene claro que quiere dedicarse a la educación y la cultura, especialmente en los barrios periféricos.

 

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