El auto del futuro deberá tomar decisiones
| 17 de Mayo de 2017 | 15:27

La inteligencia artificial es una tecnología clave para la conducción autónoma. En el futuro no alcanzará que el coche reconozca simplemente su entorno. También deberá ser capaz de comprenderlo para poder de tomar decisiones.
Manu Saale dirige el Centro de Investigaciones de Mercedes en Bangalore. Desde la ventana de su oficina en la metrópolis india puede ver el caos de vehículos en la calle. Decenas de autos, autobuses y camiones comparten ocho carriles con motos, bicicletas y peatones. Los semáforos parecen ser solo simbólicos. Y si además se cruza alguna vaca en el camino ya nada funciona.
Saale tiene una tarea titánica: debe ajustar los autos del futuro a la conducción autonóma. Y debe hacerlo en calles en las que incluso conductores experimentados ya están sobrecargados.
"El tránsito es demasiado complicado como para poder adaptarlo a algoritmos que puedan prever todos los escenarios", dice el desarrollador alemán.
"Si en el futuro pretendemos conducir en este tipo de situaciones de manera autónoma, deberá entonces ser el auto quien tome decisiones en lugar de seguir una rutina programada", sostiene.
El auto del futuro necesitará esa diferencia que también existe entre un buen y un mal conductor: la experiencia.
Sin embargo, la experiencia no está prevista en la arquitectura del automóvil. Los actuales asistentes a la conducción posibilitan que el auto realice una gran cantidad de acciones de manera muy veloz, pero no le dan la posibilidad de pensar y mucho menos de aprender y actuar en consecuencia, señala Stefan Sommer.
Sommer es el director general del proveedor ZF, que en sociedad con el fabricante de chips Nvidia espera cambiar esta situación.
"Lo que el auto necesita para la conducción autónoma es la inteligencia artificial", asegura el experto, utilizando uno de los términos más difundidos hoy en día en el sector tecnológico.
Si la electrónica actual del vehículo debe reconocer una situación de manera rápida y precisa para poder realizar la operación adecuada ya previamente programada, un coche autónomo deberá interpretar esta situación por sí mismo, tomar una decisión y desarrollar estrategias de manera independiente, explica Sommer.
Básicamente, es como un conductor principiante. "Con la inteligencia artificial, el auto no solo recolecta datos sino que también acumula experiencia", agrega.
El lema es entrenar en lugar de programar para que las máquinas aprendan de su propia experiencia, señala el jefe de Nvidia, Jen-Hsun Huang.
Una de las claves de la inteligencia artificial está en el aprendizaje. Mediante el uso del Machine Learning (aprendizaje automático) y el Deep Learning (aprendizaje profundo) los autos podrán en algún momento reconocer por sí mismos un obstáculo y cuándo deberán esquivarlo o frenar. "El software deberá reconocer patrones y sacar las conclusiones correctas", indica Jen.
ZF quiere presentar esta década un controlador de asistencia con un chip de Nvidia para la producción en serie, que interprete los datos de los sensores de las cámaras y del radar, como así también de los sensores lidar y de ultrasonido del auto para que el software pueda aprender de forma independiente.
"Llevaremos a la calle la potencia de una supercomputadora como se requiere para la inteligencia artificial y haremos que los autos no solo vean, sino que también piensen y actúen", asegura el jefe de ZF.
Pero no todos lo expertos comparten el optimismo de Sommer. Carlos Ghosn, jefe de Renault y Nissan, no quiere que la conducción autónoma dependa únicamente de los cerebros de silicio y sigue colocando a personas en la última fase del proceso.
Nissan instaló junto a la Agencia Espacial Estadounidenses (NASA) una especie de "control de la misión" para los modelos autónomos, desde la que expertos de carne y hueso pueden ingresar en cualquier auto y resolver situaciones complejas mediante un control a distancia, apunta Melissa Cefkin del centro de investigaciones del fabricante japonés en Silicon Valley, Estados Unidos.
Nissan igualmente apuesta a un software cada vez más inteligente para que la ayuda humana no sea requerida con mucha frecuencia.
Manu Saale sabe que aún faltan varios años hasta que un auto como el Clase S aprenda y acumule la experiencia necesaria para poder tomar sus propias decisiones.
"Pero una cosa es segura: Si logramos que el coche autónomo funcione en las calles de Bangalore lo podrá hacer en cualquier otra parte del mundo", asegura el experto mirando por la ventana de su oficina.
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