Necesarias obras viales para el obsoleto diagrama caminero de la Región

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El anuncio oficial acerca de que la Municipalidad iniciará obras para renovar las rotondas situadas lo largo de la avenida 520 y en otras avenidas que integran parte de los anillos camineros que rodean el casco urbano platense seguramente será recibido con alivio, en especial por parte de los automovilistas que en forma cotidiana deben afrontar los riesgos de esos enclaves habitualmente saturados de vehículos.

Las rotondas son, también, escenarios de dudas, maniobras imprudentes y, lamentablemente, también de accidentes fatales, ya que sobre ellas confluyen vehículos que suelen venir lanzados a gran velocidad y ninguno quiere ceder, ni el que viene circulando por la rotonda ni el que quiere entrar o salir de ella.

Falla, como es habitual, la educación vial. Las reglas marcan, que la prioridad de paso siempre es de quien está girando en la rotonda y que el que ingresa, debe ceder el paso. Se cumple en todo el mundo, menos en La Plata.

Tal como se detalló, el proyecto contempla la remodelación de las rotondas de la avenida 520 en sus intersecciones con las avenidas 19, 25 y 31. Asimismo, está previsto restaurar las rotondas ubicadas en la avenida 122 en su intersecciones con las avenidas 52 y la 66. También integra el plan de obras incluye a la plaza circular forestada de 31 y 72, frente al portal de Cementerio, bautizada en 2001 como “Renacer en las diagonales” en homenaje al grupo que brinda contención y apoyo a padres que han perdido a sus hijos.

Entre los trabajos cuya ejecución se anticipó, se cuentan el perfilado completo de los cordones-cuneta; la creación de una cinta perimetral de hormigón y la instalación de columnas de alumbrado que tendrán una emisión “simétrica y difusa”. Se indicó que la infraestructura vinculada con la circulación de vehículos también será jerarquizada, con la demarcación de diferentes sectores a partir del montaje de cartelería y la división de carriles para informar adecuadamente a los usuarios no familiarizados con el camino que recorren.

Lo cierto es que en todos estos casos y, en realidad, en todo el diagrama vial platense está quedando cada vez más clara la necesidad de encarar reformas urbanísticas integrales, que apunten a absorber y a racionalizar el flujo de un parque automotor que no cesa de crecer.

La saturación vehicular se hace sentir especialmente en los accesos principales a la ciudad, sin perjuicio de que también sufren este fenómeno lugares que, como la mayoría de localidades periféricas, antes características por su tranquilidad, hoy se ven alteradas por un tránsito intenso.

En los casos aquí descriptos, los trabajos anunciados procuran mejorar la prestación funcional de rotondas que, sin embargo, requerirían de una remodelación vial acorde a la creciente demanda de un tránsito que no deja de crecer. Ello, más allá de que las tareas que se ejecuten resulten ciertamente necesarias, como, por caso, mejorar el alumbrado o despejar a las rotondas de pastizales.

Pero tal como se ha sugerido ya, nuestro distrito necesita en forma imperiosa una planificación integral de sus vías de circulación –incluída la ferroviaria- de modo de definir cuál será la fórmula que se adoptará para despejar con racionalidad los desafíos que plantean el progreso y el crecimiento urbanístico.

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