“Mi límite, los nenes”

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Noemí Villar (36), de Altos de San Lorenzo, sufrió mucho tiempo por los golpes de su pareja y padre de sus dos nenitos. Intentó varias veces separarse pero no pudo. Cuando finalmente lo logró, quedó a cargo de las criaturas.

“El límite fue haber visto a los nenes que presenciaron cómo él llegó a casa y me empezó a pegar. Uno de los chicos se tapaba los ojos con una frazada y el otro mientras lloraba le agarraba una pierna”, recordó.

El largo camino de la recomposición de su vida incluyó la asistencia de otras mujeres que pasaron por lo mismo y un proyecto de vida. Hizo “todos los cursos” que pudo y ahora maneja un emprendimiento de pastelería.

Hoy trabaja con la ayuda de sus hijos -de 7 y 9 años- y de a poco sale adelante. Su ex no la molestó más, pero por las dudas, mantiene vigente la restricción perimetral en su contra. “La Justicia es lenta pero por lo menos escuchó lo que reclamé”, aseguró.

El agresor, por su parte, armó otra relación que se parece en mucho a la que tenía con Noemí: “A ella también le pega y lo denunció por intento de homicidio. A mí también me decía que iba a cambiar”.

Muchas veces, la falta de sustento económico suele ser lo que ata a una mujer a su agresor, y le impide separarse o denunciarlo. Más aún, en situaciones de crisis, explican desde las ONG vinculadas a la temática.

 

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