El día que Medellín se tiñó de rojo y blanco
Edición Impresa | 3 de Mayo de 2017 | 03:37

MEDELLIN, COLOMBIA
Enviado especial
Los 7 mil kilómetros que separan La Plata de Medellín no fueron un obstáculo para algunos hinchas de Estudiantes, quienes con mucho entusiasmo y un esfuerzo descomunal estuvieron ayer en el estadio Atanasio Girardot para alentar al equipo de Nelson Vivas, que se jugó un partido clave para sus aspiraciones en la Copa Libertadores.
Más de 200 llegaron con banderas y camisetas. Se ubicaron en la tribuna Norte, más precisamente en el sector 1 de la segunda bandeja. Alentaron, aplaudieron y cuando la multitud local hizo silencio se hicieron escuchar. “Berisso”, “Basso”, “Zona Sur”, “Los Leales”, “Agrup 16 de octubre”, “Abasto” y “La Plata es Pincha” fueron algunas de las banderas que se desplegaron por la tribuna.
La mayoría de los presentes se concentraron en el hotel San Fernando. La barra Los Leales hizo su arribo por la mañana. Un grupo de 20 hinchas con banderas y redoblantes alteraron la tranquilidad del hotel, que además de recibir al plantel de Estudiantes hizo lo propio con docenas de odontólogos que participaban de un congreso y un set de filmación de un comercial de la cerveza Aguila.
Jóvenes de la agrupación 16 de octubre y varios más de diferentes sitios de La Plata, Berisso y Ensenada dijeron presentes, lo mismo que algunos argentinos radicados en Colombia, como Gabriel Arce y su esposa Mary y Oscar Daniel Pérez Rojas, un colombiano de Bogotá que hace rato se hizo hincha de Estudiantes y cada vez que puede va a alentar al Pincha.
Dos horas antes del inicio del partido, en la puerta del hotel se juntaron más de 150 hinchas. Desde allí fueron todos juntos hasta el estadio, para ubicarse en un sector de la popular Norte. Las combis y autos contratados no alcanzaron y sobre la marcha se tuvieron que buscar otros vehículos más.
Si bien la policía local acompañó a los hinchas albirrojos, la verdad es que no tuvieron que intervenir para nada porque la recepción fue más que normal. Con decir que apenas seis efectivos tuvieron que hacer de cordón para separar una parcialidad de la otra. La convivencia fue bien sana, tanto en la llegada como en la salida de los hinchas de Estudiantes.
ALMUERZO DE DIRIGENTES
La dirigencia de Atlético Nacional recibió de la mejor manera a sus pares de Estudiantes. Por eso, para ratificar un lazo de amistad que se empezó a gestar hace unos años, pasadas las 12 del mediodía una combi pasó a buscar a un grupo de dirigentes albirrojos, entre los que se encontraban Diego Ronderos y Daniel Cajade.
En un restaurante en las afueras de Medellín albirrojos y verdolagas compartieron un almuerzo de camaradería que terminó con un tradicional intercambio de camisetas y productos oficiales de cada uno de los clubes.
FANATICOS DEL CLÁSICO DE MADRID
En la previa llamó poderosamente la atención como los colombianos miraron el partido del Real Madrid y Atlético Madrid, por la ida de una de las semifinales de la Champions League. Casi que se paralizó la ciudad. Hombres y mujeres vestidos de oficinistas, chicos, futboleros y hasta policías se reunieron frente a un TV para disfrutar del espectáculo. Si hasta las principales radios, como la cadena Caracol, transmitió en vivo como si fuese un partido de la selección Colombia.
La inmensa mayoría hizo fuerza por el Real Madrid y por eso no sorprendió que se escucharan los gritos de gol y bocinazos ante cada una de las conquistas de Cristiano Ronaldo. ¿Por qué ese fanatismo por el equipo de la Casa Blanca? Porque allí juega James Rodríguez.
También se vivió con llamativo fanatismo en las inmediaciones del complejo Atanasio Girardot, donde las decenas de bares se paralizaron a la hora del partido. Frente a la cancha, donde está el complejo comercial Obelisco, todos los comercios sintonizaron el partido, menos uno: la tienda que la barra oficial de Atlético Nacional (Los del Sur) en donde se venden productos oficiales del club. Allí sólo se pasaron videos de los partidos.
SE VENDE DE TODO
Tanto dentro como en las inmediaciones del estadio, los puestos de comidas y bebidas no tuvieron ninguna restricción a la hora de la venta de productos: panchos, empanadas, sandwiches, gaseosas, frutas, cervezas, whiskys y todo tipo de licores.
Si de precios se trata, un pancho (perros calientes) se conseguía por 2500 pesos colombianos (un dólar) y un vaso de gaseosa por 3.000 pesos. Sin lugar a dudas, mucho más barato que comer en Argentina, donde un choripán sale algo así como 8 dólares.
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