Víctimas del tránsito: la sociedad civil acude a la OEA por la “indiferencia estatal”
Edición Impresa | 11 de Junio de 2017 | 02:39

Desde que en mayo de 2011 la Organización de Naciones Unidas lanzó el Decenio de Acción para la Seguridad Vial y Argentina, como la mayoría de los países, adhirió al compromiso de bajar un 40% la cantidad de muertes, las cifras interanuales de víctimas no han disminuido en nuestro país. Como viene sucediendo casi invariablemente desde fines de la década del noventa, unos 7.500 argentinos pierden su vida en rutas y calles año tras año, lo que abre una gran duda en torno a la eficacia de las políticas públicas desarrolladas hasta ahora para controlar la mortalidad vial.
Frente a esta realidad, y a la “indiferencia puesta de manifiesto por las autoridades ejecutivas y legislativas”, familiares de víctimas del tránsito resolvieron acudir esta semana a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que comprometa a los gobiernos a destinar más esfuerzos en seguridad vial. La iniciativa, que surgió de una organización platense y fue subscripta por un centenar de asociaciones civiles del resto de Latinoamérica, hace hincapié fundamentalmente en la necesidad de que se destinen más esfuerzos a educación vial.
“En estos veinte años unos 150 mil argentinos murieron en accidentes de tránsito y otros 500 mil sufrieron el impacto de haber perdido a un familiar. Pero a las autoridades políticas no parece interesarle o directamente no lo ven”
“Las políticas de seguridad vial que viene implementando Argentina desde los noventa no han servido para nada. Mientras que otros países lograron reducir su mortalidad a menos de la mitad, nosotros seguimos teniendo la misma cantidad de muertes que entonces. En estos veinte años unos 150 mil argentinos murieron en accidentes de tránsito y otros 500 mil sufrieron el impacto de haber perdido a un familiar. A pesar de que estamos hablando de una gran parte de nuestra población, a las autoridades políticas no parece interesarles o directamente no lo ven”, señala Víctor González, miembro honorario de la campaña Estrellas Amarillas.
Uno de los impulsores del petitorio que se presentará ante la OEA y él mismo víctima indirecta de esa tragedia, González sostiene que el gran fracaso de las políticas de seguridad vial en el país surge de no haber invertido en educación vial. “Tenemos una generación de conductores con carnet pero sin formación”, dice al señalar que “si el Estado no se compromete realmente a frenar las muertes, si quienes las sufren no son escuchados y se sigue sin apostarse en serio a la educación vial... es muy difícil que algo vaya a cambiar alguna vez
UN PROFUNDO DESAMPARO
“Si España y otros países de Europa han logrado reducir en forma significativa sus cifras de muertes en el tránsito ha sido porque invirtieron en educación vial. Y lo mismo necesitamos hacer nosotros para frenar de una vez esta tragedia. Tenemos que enseñarles a los chicos desde muy chiquitos a cuidarse y cuidar a los demás. Y la forma más efectiva de hacerlo es incorporar la educación vial como materia obligatoria en las escuelas primarias y secundarias”, plantea González, para quien el tema se convirtió hace cinco años en una cruzada personal.
“Hace cinco años estaba cenando con unos amigos en La Plata cuando recibí una llamada desde Río Gallegos. Mi hijo acababa de sufrir un accidente fatal en la ruta: tenía 40 años; no llevaba puesto el cinturón. En ese momento fue como si explotara una bomba: quedé tan aturdido que durante mucho tiempo no supe cómo seguir. El shock de perder a alguien querido de esa manera es tan grande que la gente queda devastada. Recién tiempo después, cuando pintamos la estrella amarilla por mi hijo y alguien se me acercó para darme un abrazo y decirme que había pasado por lo mismo, me di cuenta de cuánto necesitaba esa contención, una contención que no me la dio el Estado sino una ONG”.
“Pese a que es obligación del Estado cuidar de sus habitantes, hoy tanto la contención de los familiares de las víctimas como la educación vial para evitar más muertes están en manos de organizaciones civiles que se encargan como pueden sin ningún tipo de apoyo. A las autoridades políticas no les interesa el tema”, comenta el abogado de Estrellas Amarillas Rodolfo López, quien asegura que lo mismo ocurre en toda Latinoamérica; de ahí que su iniciativa tuviera tanta aceptación. “Apenas terminamos de formular la propuesta en el Congreso había gente esperando abajo para firmar”, asegura.
LA PETICION
Como relatan desde Estrellas Amarillas, la idea de recurrir a la Organización de Estados Americanos para frenar las muertes en el tránsito se impuso por su propio peso. “Al participar el mes pasado del Tercer Congreso Latinoamericano de Seguridad Vial, los representantes de todas las organizaciones presentes convergían en la misma problemática: tenían excelentes propuestas para mejorar la seguridad vial en sus países pero ninguna llegaba a materializarse por la falta de apoyo estatal”, cuenta González al explicar que fue entonces que se les ocurrió proponer que ese reclamo fuera llevado a una instancia superior.
Lo que plantea su petición, dirigida al secretario general de la OEA -el ex ministro uruguayo Luis Almagro Lemes- es que se reconozca como un Derecho Humano de Cuarta Generación el amparo a los familiares de las víctimas de tránsito para que reciban apoyo psicológico y económico del Estado a fin de llevar adelante proyectos educativos y de prevención. “Si logramos que nuestro pedido sea tenido en cuenta, todos los gobiernos que firmen la declaración van a quedar comprometidos a convertir la seguridad vial en una política de Estado”, explica López.
Con este propósito, un representante de Estrellas Amarillas viajará el próximo martes a Washington para presentar formalmente la petición ante la Organización de Estados Americanos. Si bien el documento lleva la firma de unos cien representantes de organizaciones civiles, la intención es continuar reuniendo adhesiones y crear una comisión de seguimiento para lograr su consideración.
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