El dólar tocó su techo, pero con piso más alto
Edición Impresa | 9 de Julio de 2017 | 05:31

El jueves, luego de una sucesión de alzas, que alteraron los nervios en el mercado, el dólar no sólo encontró un punto de inflexión, sino que comenzó a bajar, generando la satisfacción en el Banco Central, que vieron con buenos ojos la suba primero y luego, la venta de bancos y exportadores, que lograron estabilizar el siempre sensible mercado de cambios argentino.
La escalada sacudió a los inversores, ya que ese incremento colocó nuevamente al billete verde como uno de los principales títulos de los medios y reinstaló la preocupación por el devenir del tipo de cambio.
Este aumento preocupó a todos o, mejor dicho, a casi todos, ya que el presidente del Banco Central Federico Sturzenegger dio señales de que era un repunte anhelado, para frenar el denominado atraso cambiario y convertirse en un atractivo para que los exportadores aceleraran la liquidación de divisas (ver cuadro).
La suba en el precio del dólar trae oxígeno a una economía que venía sufriendo la pérdida de competitividad cambiaria, algo que se ve reflejado en el rojo de la balanza comercial (1.900 millones de dólares acumulados a mayo) y en el aluvión de argentinos haciendo compras en el exterior.
ALIVIO
El incremento de la cotización hizo que varias economías regionales respiraran un poco más aliviadas, ante la perspectiva de poder mejorar sus exportaciones.
De hecho, el atraso del dólar frente a la inflación fue otro de los impulsores para que el déficit comercial toque su peor nivel en 20 años.
Sturzenegger también pudo salir al cruce de las renovadas críticas al m anejo de su gestión financiera, ya que se lo acusa de favorecer la bicicleta.
En junio, por segunda vez en el año, quienes apostaron a las altas tasas en pesos de las Lebacs -especulando con el sostenimiento de un tipo de cambio planchado (lo que les facilita comprar luego más dólares)-, se llevaron otro disgusto.
El argumento oficial es que no puede hablarse de “bicicleta”, al estilo tradicional, si hay un régimen de tipo de cambio flotante en el que el mercado determina el precio de la divisa.
El titular del Banco Central se mantuvo en su postura de que sean compradores y vendedores quienes establezcan el precio.
Se trata de la misma postura que tomó cuando el billete verde iba hacia abajo y se acercaba a los $15, recorrido que acentuaba el atraso cambiario. En ese entonces, también se abstuvo de modificar el trayecto.
Ese descenso fue quedando atrás y a partir del repunte, la inquietud del mercado pasó a ser no el piso sino más bien el techo.
Sobre todo, tras la explícita negativa de los funcionarios -empezando por el mismísimo Mauricio Macri- a intervenir.
Pero más allá de la dureza de la política monetaria, lo cierto es que todo parece indicar que durante la semana el dólar claramente encontró un techo que, al menos por ahora, le será difícil superar y que se ubicó en alrededor de $ 17,50.
Pero al mismo tiempo, también es claro que se fijó un nuevo piso, de alrededor de $ 17, que en lo sucesivo será difícil de perforar si se busca que los exportadores mantengan abastecido al mercado de divisas.
Más allá de estos datos, los especialistas muestran preocupación por el impacto que esta nueva escalada en el valor del dólar pueda tener en los precios, en especial los de consumo masivo, que por ahora muestra dificultades en poder alcanzar la pauta máxima fijada por el Banco Central para todo el año y que se ubica entre 12 y 17 por ciento un objetivo que parece cada vez mas difícil de alcanzar.
FUERTES DEVALUACIONES
Lo cierto es que los especialistas también destacan que desde la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada la devaluación del peso pegó dos grandes saltos, el primero a los pocos días de su asunción y el segundo se viene consolidando desde la semana pasada.
Desde aquel 10 de diciembre de 2015 al jueves el peso ya se depreció un 78,07% frente al dólar.
En los últimos dos meses el dólar pasó de $15,64 a la cotización de este jueves, $17,38 (el viernes cerró a $ 17,29). Es decir que se de devaluó un 11,12% en apenas unas semanas.
Esta depreciación por goteo avalada por el Banco Central, que eligió no intervenir para contener la escalada amplía la ya profunda brecha entre ganadores y perdedores del modelo económico del gobierno de Cambiemos.
Los sectores exportadores, en especial el campo, se benefician de esta medida.
El agro comenzó hace ya varios meses a acopiar grano a la espera de una mayor devaluación y evita liquidar sus stocks. Esta nueva escalada del dólar, de confirmarse en las próximas semanas, podría incentivarlos a liquidarlos.
Entre los ganadores también se encuentran los bancos que están posicionados en dólares y pueden así asumir sus compromisos en pesos con una menor cantidad de recursos.
El turismo receptivo también gana ya que se vuelve más competitivo y por el contrario perderá Chile que, con cada centavo que se devalúe el peso se volverá un centavo menos atractivo para los consumidores argentinos.
PRECIOS
Entre los perdedores, en cambio, se encuentran los trabajadores asalariados y las pymes.
Es que la devaluación siempre tiene su correlato, en mayor o menor medida, en los precios.
Por eso de trasladarse la depreciación del peso a precios impactará una vez más en el más que golpeado poder adquisitivo del salario. El consumo, que no deja de caer desde fines de 2015 se volverá a resentir y el 80% de las pymes, que viven casi exclusivamente del mercado interno, deberán enfrentar un nuevo sacudón.
El año comenzó con un dólar planchado que osciló por encima de $15 y pocas veces superando los 16 pesos.
Así se comportó hasta que el impacto del escándalo de corrupción que envuelve al presidente de Brasil Michel Temer instaló la divisa definitivamente por arriba de los 16 pesos.
La espiralización comenzó con ese golpe de Brasil a los mercados a mediados de mayo y a partir de allí no paró.
Luego hubo otros sucesos que sumaron al incremento: la negativa a considerar a Argentina un “mercado emergente” y la incertidumbre política derivada del período preelectoral.
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