Corren tiempos en que las cosas no se llaman por su nombre

Edición Impresa

Los mayores de 40 años debieron aggiornarse para no quedar afuera del sistema. Primero fue el Messenger pero el uso masivo de WhatsApp llevó a esas generaciones por un camino sin retorno. El “hola” se reemplaza por una manito que saluda; el “adiós”, por una carita que tira un beso o por labios carnosos y rojizos; el “está todo bien” por un gesto de ojo guiñado; y hasta la bronca y la risa se expresan con círculos amarillos. Son los símbolos de una cultura que se empeña por simplificar la comunicación. Hoy las cosas no se llaman por su nombre y en el mundo del “whatsapeo” muchas palabras ya tuvieron su funeral gracias a los emojis.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE