Corren tiempos en que las cosas no se llaman por su nombre
Edición Impresa | 28 de Agosto de 2017 | 02:00

Los mayores de 40 años debieron aggiornarse para no quedar afuera del sistema. Primero fue el Messenger pero el uso masivo de WhatsApp llevó a esas generaciones por un camino sin retorno. El “hola” se reemplaza por una manito que saluda; el “adiós”, por una carita que tira un beso o por labios carnosos y rojizos; el “está todo bien” por un gesto de ojo guiñado; y hasta la bronca y la risa se expresan con círculos amarillos. Son los símbolos de una cultura que se empeña por simplificar la comunicación. Hoy las cosas no se llaman por su nombre y en el mundo del “whatsapeo” muchas palabras ya tuvieron su funeral gracias a los emojis.
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