“No creo que lo puedan superar”
Edición Impresa | 7 de Agosto de 2017 | 01:44

A pocos días del drama, ya habían sido removidos todos los restos quemados de la construcción y los electrodomésticos. Sólo quedó un esqueleto de material que contenía al baño de la vivienda, sobre un piso quemado y mojado por la lluvia, con el olor a quemado que aún persistía. “Acá estaba el equipo de música, acá el tender, acá la ventana...”, repasa el padre adoptivo de Emilia. Mientras, una de las chicas que se salvaron -la de 10 años- mira en silencio.
Camuflado entre las cenizas estaba Buqui. El perro cruza de labrador, grandote y negro, todavía se queda en el lugar, tal vez esperando a que sus dueños regresen. Solamente abandona el predio para ir a comer a lo de Miguel: conoce el camino de memoria.
Un candado protege la entrada endeble al terreno ahora vacío. Los vecinos de la cuadra están atentos a que nadie se anime a usurpar, algo que podría llegar a pasar si, tal como parece, el pequeño predio permanece desocupado en los meses que siguen.
Fernández y una de las nenas volvieron a la escena cuando ya habían pasado más de 70 horas del incendio. Son la excepción de la familia, porque las otras niñas lo evitan. “No quieren venir más, les trae malos recuerdos y no creo que lo puedan superar. Ahí vivieron los últimos cinco años. Seguro se queden en mi casa, que es donde crecieron”, dice el padre-abuelo.
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