El primer asalto en casi 30 años de trabajo detrás del mostrador

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Después de la tensión que vivieron con el brutal asalto en el kiosco de 98 y 124, los familiares de Ramón Antonio Cáceres (algunos son policías, dijeron desde la fuerza), respiraron con un poco de alivio al recibir la noticia de que estaba fuera de peligro, aunque debía seguir internado en la clínica Ipensa.

Por estas horas están pendientes de las evaluaciones médicas, que determinarán si es necesario someterlo a una operación en su brazo izquierdo.

“LA BALA ENTRO Y SALIO”

La nuera de la víctima que habló ayer con este diario, Paola Cheli, detalló que “la bala entró entró y salió del brazo de mi suegro”, pero “lo más importante es que su vida no corre peligro”.

Paralelamente, recordó que “esto le vino a pasar a un año de un problema que tuvo en el corazón”. Cheli confirmó que Cáceres tiene ese kiosco desde hace casi tres décadas, pero es la primera vez que sufre un asalto. “Para peor, actuó un pibe del barrio”, lamentó.

Poco después del episodio fue demorado un joven de 23 años por “tentativa de robo calificado y lesiones”, pero la fiscalía resolvió que quedara identificado en la causa y fuera liberado, mientras avanza la investigación.

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