Un almuerzo para atender el reclamo mapuche

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El papa Francisco compartió ayer el almuerzo durante su visita a Temuco, en la región chilena de la Araucanía, y conoció así sus problemáticas y reivindicaciones, con ocho miembros del pueblo originario de esta zona, los mapuches, y otros habitantes de la región y un descendiente de colonos suizo-alemanes.

El almuerzo con estas 11 personas se celebró en la Casa “Madre de Santa Cruz” a pocos kilómetros del aeródromo Maquehue, donde Francisco celebró una misa y defendió las reivindicaciones de los mapuches, pero condenó cualquier forma de violencia.

Además de los integrantes de los pueblos originarios, también había una víctima de la violencia en la región y un inmigrante haitiano, informó la oficina de prensa del Vaticano.

El Papa había querido encontrar a los habitantes de esta región chilena, la más pobre del país y con un conflicto territorial con los mapuches que dura siglos.

Entre los comensales del típico almuerzo propio de la tierra (que incluyó mariscos) se encontraba el representante mapuche de la comunidad de Boyeco, Sebastián Cayuelo; y el miembro de la comunidad de Nehuentúe, Ruben Nahuelpán, que trabaja como buzo de recolección de mariscos.

También almorzaron en este centro religioso dos mujeres mapuches, Teresa Hueche y Jaqueline Huircán; Juan Pailahueque, que es un pequeño agricultor en tierras dadas por el Estado como reparación, y algunas figuras religiosas ancestrales como Silvia Llanquileo, de la comunidad de Enoco y Rigoberto Queupul, de Conoco. Otra comensal fue Patricia Panchillo, tejedora de telar de la comunidad Cuymko.

El Vaticano informó también que fue invitada a la comida Jessica Bascur, que fue “víctima de la violencia rural en la provincia de Malleco. Por último un “colono” que representaba la historia de la colonización de esta región, Alex Hund Diethelm, de familia suizo-alemana.

También se invitó a un inmigrante reciente Garbens SAint Fort, procedente de Haití. Francisco estuvo acompañado también del obispo de Temuco, Héctor Eduardo Vargas Bastidas. (EFE)

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