El Pontífice afirmó que “una monja chismosa es peor que un terrorista”

Francisco desplegó su humor ante 500 carmelitas descalzas y dijo que “andar con cuentos” es como “tirar una bomba y destruir”

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El papa Francisco comparó ayer a las monjas que esparcen chismes con “terroristas”, asegurando que esta práctica es “peor que lo de Ayacucho hace años”, en referencia a los años de actividad del grupo guerrillero Sendero Luminoso en Perú.

En el último de sus cuatro días de visita al país andino, el pontífice llegó al Santuario del Señor de los Milagros, situado en el centro histórico de Lima, para darles un mensaje a unas 500 religiosas de la orden Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas, de clausura, antes de partir hacia la Catedral para orar ante las reliquias de los santos peruanos y poner fin a su viaje con una misa multitudinaria.

En un encuentro distendido, en el que el religioso argentino no dudó en intercalar bromas en medio de su discurso sobre la unidad de la Iglesia y la vocación de oración de las monjas, afirmó que hay que evitar los chismes en el convento, ya que son inspirados por el demonio.

“¿Saben lo que es la monja chismosa? Terrorista. Peor que lo de Ayacucho hace años. Porque el chisme es como una bomba (...), como el demonio. Tira la bomba, destruye y se va tranquilo. Monjas terroristas, no. Sin chismes”, remarcó.

“Ya saben que el mejor remedio para no chismear es morderse la lengua. La enfermera va a tener trabajo, porque se les va a inflamar la lengua, pero no tiraron la bomba. Y acuérdense de los terroristas de Ayacucho cuando tengan ganas de pasar un chisme”, agregó entre las risas de los presentes.

Ayacucho fue cuna de la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso con las fuerzas de seguridad en Perú, que dejó al menos 69.000 muertos y desaparecidos durante una guerra que duró dos décadas a fines del siglo pasado, según datos oficiales.

Grupos remanentes de Sendero Luminoso aún operan en una zona andina, pero ya no representan un riesgo potencial para la estabilidad del Estado peruano, aunque sus ataques y emboscadas han dejado decenas de policías y militares muertos en los últimos años en una región dominada por narcotraficantes.

Al inicio del encuentro, el primer Papa latinoamericano lanzó una broma con las monjas, haciendo referencia a su vida de claustro. “Al verlas a ustedes aquí, me viene un mal pensamiento: que aprovecharon para salir del convento un rato y dar un paseíto”, comentó, generando risas y aplausos de las religiosas.

Pero Jorge Bergoglio también se ocupó de destacar la “oración misionera” de las monjas nazarenas, y les dijo que la Iglesia “necesita” de las religiosas.

El pontífice recordó al apóstol San Pablo, que “nos hace hijos de Dios, palabras que condensan toda la vocación cristiana, el gozo de sabernos hijos”, una “experiencia que sustenta nuestras vidas”. Destacó la importancia de “renovar día a día este gozo” y “en momentos que el gozo parece que se fue, hay que volverlo a pedir”. Dirigiéndose a las religiosas, resaltó que su rezo “no es una oración que rebota en los muros del convento y vuelve para atrás; es la que logra unirse a los hermanos en las variadas circunstancias en que se encuentren y para que no les falte el amor y puedan curar sus heridas”. (TÉLAM)

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