Heroísmo y descuido tras la identificación del soldado 101 en una tumba de Malvinas

Se trata de Mario Luna, un santiagueño que murió al arriesgarse por municiones. Su cuerpo apareció en un lugar distinto al atribuido

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Nicolás Maldonado

nmaldonado@eldia.com

Tenía 18 años, había nacido en un pequeño paraje de Santiago del Estero y una de sus mayores ilusiones era contarle a su abuela Isabel, quien lo había criado, cómo eran esas islas lejanas que lo habían mandado a defender. Uno de los primeros caídos durante la guerra de Malvinas, el cabo Mario Ramón Luna perdió la vida en medio de un acto de coraje que le habría de merecer la Cruz de la Nación Argentina al Valor; no así un tratamiento digno. Su cuerpo -cuya identificación fue confirmada ayer por la Secretaría de Derechos Humanos- apareció en una sepultura distinta a que le atribuyó en el cementerio de Darwin la Comisión de Familiares de Caídos tras realizar su remodelación.

El error -el cuarto de este tipo que salió a la luz durante los últimos meses gracias al proceso de identificación acordado entre el gobierno británico y nuestro país- fue confirmado por familiares del cabo Luna. Estos aseguraron que su cuerpo apareció en una de las tumbas que figuran como “Soldado argentino sólo conocido por Dios”, pese a que luego de la remodelación del cementerio se suponía que estaba en otro lugar.

Uno de los 111 conscriptos que partieron hacia Malvinas desde el aeropuerto de Córdoba el 23 de abril, Mario Luna perdió la vida el 28 de mayo, apenas poco más de un mes de arribar. Al parecer se encontraba cavando pozos de zorro alrededor de la pista de Pradera de Ganso desde donde despegaban los Pucará cuando los sorprendió un ataque de artillería. Fue en busca de municiones para sus compañeros atrincherados y una esquirla lo mató.

Cuando en octubre de 1999 familiares del cabo Luna viajaron por primera vez a Malvinas con la ilusión de encontrar su tumba en el cementerio de Darwin descubrieron para su pesar que su nombre no figuraba allí. Y es que el conscripto santiagueño, cuyo cuerpo no había podido ser identificado en su momento por las tropas británicas que construyeron el camposanto, fue enterrado como un “Soldado Argentino Solo Conocido por Dios”. Pero luego algo cambió.

“Recorrí el cementerio y no estaba. Sentí una tristeza enorme”, contó su hermano Ricardo, quien eligió entonces para honrarlo una de las tantas tumbas de soldados desconocidos y nunca más volvió.

Cinco años después el nombre de Mario Luna apareció inexplicablemente en la lápida de una tumba común. Fue en 2004 cuando la Comisión de Familiares realizó la reforma del cementerio cambiando las cruces y placas e construyendo el cenotafio que puede verse hoy.

“Nadie nos avisó que el nombre de mi hermano estaba en esa cruz. Recién nos enteramos el año pasado cuando nos llamaron de la Secretaría de Derechos Humanos para contarnos que figuraba en una fosa común pero que podía tratarse de una tumba mal nombrada”, contó Ricardo, quien acaba de enterarse que efectivamente estaba mal.

Desde el Centro de Ex Combatientes de La Plata repudiaron ayer la confirmación de este nuevo error cometido por la Comisión de Familiares de Caídos durante una descuidada remodelación.

 

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