A Sheila la “ahorcaron con una sábana” e investigan si también fue abusada sexualmente

El cuerpo de la nena de 10 años estaba desnudo en una bolsa junto con varias prendas, en medio de la basura acumulada entre dos paredes, a metros de su casa

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La búsqueda de Sheila Alejandra Ayala terminó ayer del peor modo en la misma zona en la que desapareció el domingo: a esta nena de 10 años la encontraron muerta entre la basura, envuelta en una bolsa negra, desnuda, a metros de la casa donde vivía con su familia en el barrio Villa Trujui, de la localidad bonaerense de San Miguel.

Por el caso fueron aprehendidos su tía embarazada -hermana del padre- y su pareja, quienes reclamaban por las redes sociales y las cámaras de televisión que la niña apareciera sana y a salvo, lo antes posible.

Leonela Ayala, de 25 años, se habría quebrado ante los investigadores al decir “tomamos alcohol y drogas y no sabemos qué pasó”. Su pareja, Fabián González Rojas, manifestó algo parecido. Este joven que nació hace 24 años en Encarnación, Paraguay, tiene antecedentes penales por “robo en poblado y en banda agravado” de 2013, a disposición del juzgado de garantías 2 de San Martín.

Sus dichos no valen como confesión, salvo que los repitan ante el fiscal, pero sirven para conducir la investigación sobre el carril de una presunta agresión intrafamiliar que podría tener connotaciones sexuales. El resultado de la autopsia, que al cierre de esta edición aún no se había realizado, será determinante. Pero en las primeras horas de hoy ya había trascendido de fuentes policiales y judiciales que Sheila fue “ahorcada con una sábana con dibujos infantiles”. También, que el asesinato se habría concretado el mismo día de su desaparición, el domingo, a partir de las referencias que arrojaron los primeros contactos con el cuerpo de la nena, que fue hallado desnudo y dentro de una bolsa de nylon, donde también había prendas idénticas a las que llevaba el día que desapareció: una remera fucsia, una bombacha blanca y una sandalia marrón.

El cuerpo fue encontrado en un predio contiguo al lugar donde vivía la familia. Es un sector que había sido usurpado por más de 50 familias. Fue hallado con la ayuda de perros rastreadores en un hueco entre dos paredes en construcción que están justo debajo del departamento donde vivía la pareja de acusados.

En ese domicilio la policía secuestró un muñeco de “Hello Kitty”, bolsas similares a las que envolvían el cuerpo de Sheila y cintas sobre un colchón infestado de moscas, lo que permite inferir la existencia de restos orgánicos.

Se sospecha que a Sheila la envolvieron en bolsas y la tiraron desde el balcón del segundo piso -unos seis metros de altura- para que cayera en el hueco entre dos muros que los vecinos suelen usar para arrojar basura.

Ese sórdido escondite dificultó la búsqueda, hasta que todos los testimonios la fueron dirigiendo hacia el interior de este predio usurpado y ayer llevaron perros entrenados. Uno de ellos señaló el muro. Por eso desde muy temprano convocaron ambulancias a la zona y desplegaron un operativo especial.

“Se perdió ahí adentro”

La trágica noticia se conoció minutos después de las 17.45, mientras la Policía se llevaba a un familiar de la nena y a un amigo de la familia en dos patrulleros de la Bonaerense y de la Federal.

Con la confirmación del hallazgo del cuerpo, sobrevinieron los incidentes de parte de unos 30 vecinos que comenzaron a tirar piedras, maderas y botellas sobre el portón que está en la entrada predio donde vivía la chiquita. No quedaba claro si atacaban a la policía, a la familia, o a modo de protesta.

La Policía respondió con balas de goma y hubo varios aprehendidos. Para entonces, en el barrio Trujui, convulsionado con un operativo que incluyó un rastrillaje casa por casa, no se hablaba de otra cosa.

Unos 150 efectivos de distintas reparticiones policiales, canes de rastreo y buzos tácticos reforzaron la búsqueda desde temprano, aunque la investigación estaba orientada al círculo familiar de la nena.

El Ministerio de Seguridad de la provincia había ofrecido una recompensa de 500 mil pesos para aquellos que aportaran algún dato o información sobre el paradero de la menor.

Lo que se sabía era que Sheila había desaparecido el domingo y que sus padres mantenían una fuerte disputa por la tenencia y el cobro de un plan social.

Según Yanina, la madre, la última vez que la vieron jugaba con una amiga en la puerta de la casa donde vive con el padre.

“Sheila se perdió ahí adentro y es alguien que el papá sabe y no me quiere decir”, denunció.

“Ellos (por la familia de su ex marido) lo que dicen es que el portón estaba abierto, y que una persona mayor se acerca y le grita ‘Sheila’, que ella dice ‘tía’ y se va con esa persona, pero no existe esa tía”, explicó.

A la luz de lo que se sabe ahora, el relato cobra una fuerza distinta.

Juan Carlos, el padre de la nena, había apuntado sus sospechas hacia Yanina: “La madre me dijo que me iba a hacer algo que no me iba a olvidar pero yo no le di importancia porque siempre amenazaba con lo mismo”.

Ayer a la tarde, justo antes de que se confirmara oficialmente el hallazgo del cuerpito de Sheila, la policía se llevó demorado a otro tío paterno de la niña. Se trata de Martín, quien había dicho: “Se la llevaron de acá adentro, fue un familiar de ella, de parte de la mamá. De nosotros no creo, no creo que seamos alguien para secuestrarla. Nosotros no somos así”.

“Que aparezca mi sobrina”

El giro que dio la investigación fue muy sorprendente, sobre todo porque Leonela, la tía, no sólo se había mostrado muy activa en las redes sociales reclamando la aparición de la niña, sino que además había dado varias entrevistas a canales de televisión dando detalles del caso. Junto al otro detenido son padres de un bebé de un año y seis meses y ella está embarazada.

La tía había encabezado la campaña por encontrar a su sobrina desde su perfil de Facebook. “Que aparezca mi sobrina Sheila Ayala, aparecé, te estamos buscando, desapareció ayer, si alguien la vio por favor comunicarse a estos números”, publicó en un posteo el lunes pasado. Ahora, su muro está minados de insultos.

 

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