Las ganas y el empuje de Villa San Carlos no pudieron con el oficio de Laferrere
Edición Impresa | 30 de Octubre de 2018 | 01:56

Por LEANDRO DUBA
lduba@eldia.com
San Carlos venía dulce después del empate en Rosario, hasta que ayer chocó con Laferrere, un equipo ordenado tácticamente y de oficio, que terminó por desmoronar las ilusiones del Celeste, que buscaba extender su racha positiva para continuar expectante en la tabla de posiciones.
Nadie esperaba la derrota (1-2), aunque se sabía que “Lafe” llegaba a Berisso dispuesto a todo.
Y así fue. La visita necesitó el primer tiempo para demostrar que su visita al Genasio Sálice no fue en vano. Sostenido por la experiencia de Germán Basualdo (ex Gimnasia) en la mitad de la cancha; la pelea permanente de Lucas Scarnatto (fue siempre al choque, buscando abrir la defensa) y la potencia y velocidad del colombiano Oswaldo Blanco Mancilla, una verdadera pesadilla para la última línea de San Carlos, Laferrere controló el partido, atacó cuando se lo propuso y pegó en los momentos clave.
¿Y San Carlos? Fue un equipo timorato, impreciso, que careció de volumen de juego. Ricardo Vera trató de ponerse el equipo al hombre, pero no tuvo la compañía de Alexis Alegre (por lo general se movió por la izquierda) ni de Alejandro Lugones.
Tampoco aportaron Gonzalo Raverta e Ignacio Oroná en la mitad de la cancha.
Lo de Laferrere fue mucho más práctico: recuperación rápida de la pelota, entrega precisa y pelotazo para la velocidad de Blanco Mancilla, un jugador distinto, que fue determinante, sobre todo, en el segundo gol de su equipo.
El Celeste, cerrado en el fondo, no utilizó casi nunca la franja derecha (Manuel Molina se proyectó muy poco), el lugar donde la visita dejó enormes huecos.
Pero una “avivada” de Raúl Pérez por la derecha, encontró el “pie” del Pelado Aguimcer, cometiéndole un claro penal que el árbitro no dudó en sancionar.
Diego Sequeira se encargó de abrir el resultado con un disparo a la derecha de Tauber.
Después de haberle tocado el amor propio, todos esperaron la reacción de San Carlos que jamás llegaría. Volvió a equivocar el camino, el mediocampo estuvo quebrado en dos, y encima, cada vez que el colombiano Blanco Mancilla encaraba hacia el arco, la defensa no hacía pie.
Precisamente, una excelente jugada por izquierda del delantero de “color” derivó en el golazo de Juan Ferreira. Baldazo de agua fría.
Con el resultado puesto, el Celeste salió a jugar el segundo tiempo con el mismo planteo. El que no generó ningún tipo de sorpresas. Pasaron apenas diez minutos hasta que el técnico Miguel Restelli movió el banco. Metió por izquierda a Iván Masi, y arriba, decidió incluir a Fabián Alessio, un jugador que por lo general se desempeña como marcador central. Por lo que se desprende, la ida fue poner “altura” en el área rival para acompañar al solitario Matías Brianese.
Pero ninguna de esas dos variantes dieron resultados, porque Laferrere siguió manejando el partido, quizás con menor intensidad, pero con mucho oficio.
Sin embargo, San Carlos, con más ganas y empuje que otra cosa, logró el descuento a través de una pelota parada (cabezazo de Lloyaiy). El partido se tornó dramático. El local tiró toda la carne en el asador tratando de llegar al empate, pero no tuvo claridad. Abusó de los pelotazos y eso le jugó en contra, porque los envíos aéreos siempre terminaron en las manos del arquero o bien en la cabeza de los defensores. “Lafe” ganó bien; San Carlos, deberá hacer borrón y cuenta nueva.
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