“Infiltrado al KKKlan”: Spike Lee y un viaje picante a los 70 para disparar contra Trump

El cineasta filma la historia real de un policía negro para trazar paralelismos entre aquellos tiempos violentos y los actuales

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Spike Lee está enojado. Siempre, claro, fue el cine del cineasta estadounidense un cine furioso, vibrante, aunque de variable calidad: pero es curiosamente en su regreso a la comedia, con “Infiltrado al KKKlan”, que se estrena mañana en salas locales tras proyectarse como apertura del Festifreak, y donde mejor parece direccionar ese enojo. También sea quizás uno de los momentos de su vida donde más causas tiene para sentir furia y frustración: tras dos periodos de Obama como presidente, en su país la presidencia de Donald Trump ha coincidido con el recrudecimiento de movimientos ultraconservadores y el regreso del racismo más rancio.

Y “el fascismo es global y espero que la gente vea esta película como un fenómeno global, no sólo a unos locos con capas en América”, advierte el director de “Malcom X”. El filme, basado en una historia real, parte de la delirante premisa de un policía negro que logra infiltrarse en el Ku Klux Klan. Pero aunque la historia sucede en los 70, Lee se ocupa de dejar bien claro el paralelismo con el actual rebrote del racismo y el fascismo.

“Infiltrado al kkklan” (“BlacKkKlansman”) se basa en las memorias de Ron Stallworth: John David Washington se pone en la piel del primer policía negro de Colorado Springs, y Adam Driver, en la del compañero que le ayuda a infiltrarse en la red de extrema derecha liderada en aquellos años por David Duke.

El filme retrata una época en que el discurso racial dominaba la vida de ambas comunidades, sembrando el odio y sentando las bases de la violencia que estalló en la década posterior.

Pero por si las reiteradas alusiones del KKK a lemas como “America first” no fueran suficientes, Lee incluye al final del filme imágenes de la violencia desatada hace más de un año en las protestas contra las marchas ultranacionalistas de Charlottesville (Virginia), en las que murió una activista, Heather Heyer, atropellada por un neonazi.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusado de indulgencia con la extrema derecha, aparece en ese cierre haciendo unas polémicas declaraciones en las que achacó a “ambos lados” la responsabilidad de la muerte de esa mujer, de 32 años. Lee dedica su película a Heyer y el estreno en Estados Unidos lo programó para el primer aniversario de su muerte.

Su fallecimiento es un “asesinato”, afirma el cineasta. “Y tenemos a ese tipo en la Casa Blanca que en ese momento decisivo, podría haber elegido el amor frente al odio. Pero ese hijo de puta no denunció al jodido Klan”.

La película no es tímida al trazar los paralelismos entre el discurso de Duke y el de Donald Trump, el blanco al que dispara de soslayo la cinta. “Ese hijo de puta tiene el código nuclear”, avisa Lee, para quien la cinta es un mensaje de resistencia, “un llamamiento para que despertemos”.

“No sé si esta película es propaganda”, manifiesta el cineasta. “¿Es ‘El nacimiento de una nación’ propaganda o ‘Lo que el viento se llevó’? El término propaganda se usa muy alegremente. No sé, supongo que todo depende de qué lado estés”.

La película de D.W. Griffith, considerada piedra fundacional del cine moderno, aparece explícitamente en “BlacKkKlansman”, que cuenta además con una aparición de Harry Belafonte recordando las atrocidades cometidas en su época. “El Klan estaba dormido y esa película le dio alas, le hizo renacer, fue la causante directa de que gente muriera linchada y asesinada”, recuerda Lee.

El cineasta defiende la combinación de humor y denuncia en el filme. “Cuando Jordan Peele -productor del filme y director de la aclamada ‘Huye’ (2017)- me llamó y me contó la premisa de la película, me eché a reír, pensé que era una broma, un policía negro infiltrado en el KKK; es absurdo, el humor parte de esa premisa”, explica.

Y mientras el humor aliviana una historia en el seno del atroz KKK y se convierte también en una forma de resistencia, el absurdo parecería espejar ese otro absurdo, el de hombres adultos disfrazados y repitiendo consignas rancias.

Pero “la extrema derecha está en todas partes y no podemos permanecer callados. Debemos despertar”, sigue avisando Lee, justo una semana después de que Roger Waters pasara por la Ciudad con la misma advertencia.

“La extrema derecha está en todas partes y no podemos permanecer callados”

 

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