Avanzar en la modernización de los accesos a la Ciudad

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El reinicio del ensanche de la avenida 137 desde 32 a 520, en un tramo que se caracteriza por los permanentes riesgos de accidentes y que forma parte de los caminos troncales de acceso a la Ciudad, se compadece con los insistentes reclamos que formulan vecinos de Hernández, La Granja, Gorina y parte de Gonnet, así como de otros residentes más alejados de la zona norte que eligen esa vía y que cuestionan las deficiencias que la caracterizan.

Lo cierto es que ahora, luego de una demora que se extendió por dos meses, regresaron las máquinas y se retomó el ritmo de trabajo en esa zona densamente poblada del oeste del Gran La Plata. Se indicó desde la Comuna que cada carril de la avenida 137 será ensanchado 1,20 metros y que se realizarán nuevos cordones en todo el tramo, al tiempo que se colocará nueva señalización horizontal en la vía pública.

Como se sabe, en muchas oportunidades los vecinos reseñaron los riesgos que implicaba la estrechez de la avenida 137, demandada por un tránsito cada día más intenso. Desde luego que, además de esos reclamos específicos, el problema de la avenida 137 se inscribe en el que presenta todo el vetusto diagrama de accesos camineros a la Ciudad, necesitado como nunca antes de una reformulación y modernización que lo ponga a la altura de las exigencias.

Cabe señalar que, como se ha dicho en muchas ocasiones, estos problemas no se circunscriben a una sola de las avenidas principales de la periferia, sino que se extienden, en mayor o menor medida, a muchos de los accesos de la Ciudad, que han quedado absolutamente obsoletos y que no responden a las demandas de un tránsito cada vez más exigente y congestionado.

Urbanistas y otros especialistas han puesto de relieve la necesidad de que La Plata cuente con un sistema vial de anillos perimetrales, moderno y suficiente, para canalizar los intensos flujos de vehículos que buscan ingresar o salir del casco urbano y, por consiguiente, acorde a los requerimientos de una ciudad que intenta proyectarse hacia el futuro provista de infraestructuras camineras y de servicios aptas.

Los conocedores hablan de la necesidad de replicar el antiguo “Camino de Cintura”, es decir el primer e histórico perímetro caminero que demarcaba al casco urbano –integrado por las avenidas 1, 32, 31 y 72- con al menos dos anillos alejados, enhebrados con avenidas transversales. Más allá de los altos costos que estas obras significarían, los especialistas no dudan acerca de la necesidad de ejecutarlas. Ello, desde luego, sin dejar de señalar que toda la zona necesita de servicios de transporte de pasajeros, capaces para despejar del casco histórico la presencia cada vez mayor de vehículos particulares.

Ello, sin embargo, no debiera impedir que se sigan desarrollando en todo el distrito todas aquellas tareas, acaso más modestas, pero imprescindibles, destinadas a eliminar deficiencias que sólo encuentran explicación en la falta de inversiones y en el escaso interés que le prestan los organismos responsables del estado vial de la región.

 

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