Es tiempo de cosecha y también de asaltos en el área de quintas de Arana

De madrugada, una familia de horticultores fue atacada en un campo, al sur de la Ciudad. Cuatro ladrones se llevaron 140 mil pesos. Advierten que el movimiento estacional de frutos y de dinero atraen a estas bandas

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Después de un día de trabajo arduo, en temporada alta entre los surcos, una familia de la localidad de Arana tuvo una madrugada marcada por la violencia y el terror, con una banda de ladrones armados amenazando y recorriendo los rincones de dos viviendas de la misma quinta en busca de plata. La sesión de violencia terminó cuando lograron un botín de 140 mil pesos y varios artículos hogareños.

Según informó la Policía, todo ocurrió en un establecimiento rural situado en inmediaciones de las calles 167 y 602.

Alrededor de las 3 de la mañana, en una de las dos viviendas emplazadas en la quinta dedicada a la producción hortícola, sacaron a un matrimonio de la cama entre gritos. Les exigían dinero. Los investigadores calculan que los delincuentes sabían que se guardaba plata en la casa.

El amedrentamiento incluyó violencia física: al hombre de 46 años de casa le pegaron en la cabeza y le dejaron un corte que requirió atención médica a primera hora de la mañana, cuando estaban en marcha las pericias de la Policía.

Luego, al productor y su esposa (42 años, de nacionalidad boliviana), les colocaron precintos de plástico en las manos y cintas de embalar en la boca.

Hasta una campera

Mientras los dueños de casa estaban prácticamente inmovilizados y sin posibilidad de pedir ayuda, la banda revisó todo, hasta dar con una cartera con 15.000 mil pesos. Además, prepararon un bolso con remeras y hasta una campera de uno de los moradores.

El predio agrícola tiene dos viviendas y los delincuentes decidieron recorrer también la segunda casa, situada a pocos metros de la que eligieron primero.

En la denuncia que realizó más tarde uno de los propietarios del campo, se señala que tras cargar el botín se metieron por la fuerza en la vivienda que ocupa un hermano de la mujer que habita la primera construcción.

El hombre, también de nacionalidad boliviana y 34 años, dormía a esa hora de la madrugada. Lo despertaron con el mismo repertorio de violencia que habían usado antes.

Lo sacaron de la cama a gritos y golpes. Tal como ocurrió en el primer capítulo de ataque, los ladrones iban armados y uno llevaba una capucha que cubría su cabeza y su rostro.

Siempre según la versión de las víctimas recogida por la Policía en la escena del delito, los ladrones le dijeron a la víctima que eran policías, un argumento que se escuchó en otros asaltos de esta modalidad, durante este año. A diferencia de otros casos, en esta oportunidad, los ladrones no vestían prendas como las que usa la fuerza.

La visita a esta segunda casa les permitió sumar la parte más jugosa del botín de la noche: 125 mil pesos en efectivos.

Luego de esa parada, la banda recorrió los 200 metros que separan a las viviendas de la calle y huyó con el dinero y las otras pertenencias de los quinteros. Desaparecieron en la noche, dejando tras de sí una investigación por robo calificado y lesiones, a cargo del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta (UFI Nº 16).

 

 

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