De aquel jugador de Cambaceres del ´56 a la era de Internet

La historia de una idea local que captó la atención de antropólogos platenses y de otros estudiosos en el mundo

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La tradicional quema de muñecos atrajo la atención de estudiosos platenses y del mundo, que buscaron historiarla y explicarla.

Distintos estudiosos que trataron de ubicar el origen de esta tradición coinciden en indicar que comenzó en la década del ´50, aunque mientras para algunos se inició en el año 1956 en la esquina de 10 y 40, con un muñecos de homenaje a jugadores del club Defensores de Cambaceres que ese año había salido campeón de la liga amateur local, otros indican que ya había habido antecedentes en el barrio de Los Hornos.

Para la antropóloga platense Rosana Menna, los muñecos de fin de año son arte efímero “que debe arder mucho tiempo, explotar y hacer mucho ruido para que se vaya todo lo malo del año. En esa práctica hay mucho trabajo invertido, para luego ser extinguido; del cual no nos quedamos más que con lo que guarda la memoria y el registro fotográfico”.

En tanto, para el antropólogo Héctor Lahitte el hecho de producir un hecho artístico para luego entregárselo al fuego implica un rasgo de evolución importantísimo, porque convoca y pasa y luego vuelve a convocar y pasa; pero el mensaje queda, trasciende el objeto y llega a la persona. La elección de los personajes a construir y quemar reflejan el estado de ánimo, las inquietudes, las esperanzas y las frustraciones del grupo. Son expresiones que se hacen a través de la exaltación de valores”.

 

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