Asesinan a uno de los jefes de la banda criminal más poderosa de Brasil

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SAN PABLO

El asesinato de uno de los jefes del Primer Comando de la Capital (PCC), la organización criminal más poderosa de Brasil, disparó la alarma en el país y abrió un abanico de incógnitas sobre su muerte, que expertos atribuyen a un ajuste interno o a la guerra por el control de las rutas del narcotráfico.

Con un tiro en la cabeza y una puñalada en el ojo, el cuerpo de Rogério Jeremias, alias “Gegê do Mangue”, el único miembro de la cúpula del PCC en libertad, fue encontrado el domingo en una reserva indígena de la región metropolitana de Fortaleza, capital del estado de Ceará (noreste).

Junto a él también fue hallado el cuerpo de Fabiano Alves, alias “Paca”, un destacado contable de la banda, que pese a no tener poder de decisión en el PCC era una figura relevante porque se encargaba del pago a proveedores de droga.

El PCC, surgido en la década de los 90 en las cárceles de San Pablo, está considerado como la facción criminal más poderosa de Brasil y en los últimos años ha extendido sus redes de narcotráfico por todo el país. El grupo está supuestamente comandado desde prisión por Marcos Willians Herbas, alias “Marcola”, recluido en una cárcel de máxima seguridad del interior de San Pablo.

El doble asesinato causó tal impacto que el Gobierno de Michel Temer autorizó el envío de cerca de 40 agentes federales que llegaron ayer a Ceará para reforzar la seguridad.

Si bien no se saben los motivos de los crímenes, la Fiscalía apunta a un ajuste dentro del propio PCC, ya que pocos sabían de la presencia de estos líderes en Ceará. Tampoco se descarta la responsabilidad de los enemigos del PCC, como Comando Vermelho (CV), nacido en Río de Janeiro, o Familia do Norte (FDN).

Según analistas, el empobrecido estado de Ceará, escenario reciente de graves episodios de violencia también vinculados a lucha entre organizaciones criminales, podría estar transformándose en una nueva ruta de exportación de drogas hacia Europa ante el aumento del control en otras zonas, como el puerto de Santos, la mayor terminal portuaria de Brasil.

La ruta más conocida de entrada de drogas a Brasil era Paraguay, por donde también pasaban armas y municiones, pero en los últimos años han ganado fuerza alternativas por la región amazónica, especialmente en las triples fronteras que el país comparte con Perú y Colombia, así como con Guyana y Venezuela. (EFE)

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