El Gobierno, preocupado por los cánticos contra Macri en las canchas de fútbol
Edición Impresa | 28 de Febrero de 2018 | 03:42

Por MARIANO SPEZZAPRIA
@mnspezzapria
Entre el incipiente debate sobre el aborto, la persistencia de la inflación y otros problemas que tiene el país, el Gobierno debió hacerse ayer un hueco en la agenda para fijar una postura sobre los recurrentes insultos al presidente Mauricio Macri en los estadios del fútbol argentino. No es un tema que caiga bien en la Casa Rosada, pero la situación requería de un corte para que no pasara a mayores.
El encargado de llevar la voz oficial fue el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, quien rechazó la iniciativa de un sector de los árbitros (ver aparte) para que se suspendan los partidos de la Superliga –y también los del Ascenso- cuando las hinchadas insulten a Macri, como ya sucedió en las canchas de San Lorenzo, River, Independiente, Huracán, Lanús, Chacarita y Gimnasia, en las tres últimas fechas.
Con instrucciones que emanaron desde la Casa Rosada, Avruj aseguró que “no es atinada la iniciativa de suspender un partido por algún tipo de insulto aislado”. De hecho, la estrategia gubernamental era poner paños fríos frente a esas manifestaciones, por lo cual no tuvo buena recepción la idea –que podría ser tratada por el Comité Ejecutivo de la AFA- de tomar medidas para que no se insulte al Presidente.
“Nosotros respetamos y estamos a favor de la libertad de expresión en cualquier ámbito. Debemos defender la libertad de expresión siempre, nos guste o no lo que se manifiesta, siempre y cuando sea sin violencia y sin discriminación. Alentamos el respeto a la investidura de todos los presidentes, pero eso no implica censurar ninguna manifestación”, remarcó el secretario de Derechos Humanos.
El Gobierno hizo así una declaración de principios, pero a la vez evidenció un temor que tendrían los colaboradores directos de Macri: que cualquier medida que se aplique a raíz de los insultos accione como una suerte de “boomerang” que incremente el malestar de algunas hinchadas ante la acusación extendida en el mundo del fútbol sobre una presunta injerencia del Gobierno y la AFA para favorecer a Boca Juniors.
La “bola de nieve” echó a rodar tras unas declaraciones del director técnico de River, Marcelo Gallardo, quien dijo que había que tener “la guardia alta” frente a esa situación. Y fue tomando más volumen con algunos arbitrajes polémicos y encuentros inoportunos como el de Claudio “Chiqui” Tapia en la fiesta de cumpleaños de Carlos Tevez o el del propio Macri con Guillermo Barros Schelotto en la Casa Rosada.
Se trata de un asunto que no pasa inadvertido para el Presidente, que sigue con atención lo que sucede en el fútbol argentino, deslizaron fuentes gubernamentales a EL DIA. Incluso, trascendió que Macri aprovechó su coincidencia con Marcelo Tinelli en el cumpleaños de Mirtha Legrand para pedirle que intercediera en San Lorenzo con el objetivo de aplacar los ánimos exaltados de la hinchada y también de la dirigencia.
Tras ese pedido presidencial, el titular de San Lorenzo, Matías Lammens, dijo que los cánticos contra Macri en el Nuevo Gasómetro estuvieron “absolutamente circunscriptos al fútbol” y no tuvieron “intencionalidad política”. También hubo contactos de la plana mayor del Gobierno con el presidente de River, Rodolfo D´Onofrio, quien convocó días atrás a una conferencia de prensa exclusivamente para dar un mensaje de “pacificación”.
De todos los cánticos contra el Presidente registrados en las últimas semanas, hubo dos que llamaron la atención: uno de ellos tuvo lugar en el estadio Libertadores de América, de Independiente, en presencia del titular del club, Hugo Moyano, días después de la marcha contra el Gobierno. Pero el jefe camionero aclaró: “Aunque no tengo simpatía con el Presidente, los insultos no los comparto”.
El otro episodio en relación a estos cánticos sucedió en el Palacio Ducó, el estadio de Huracán de Parque de los Patricios, donde se cortó la luz durante el partido con Estudiantes y de forma espontánea los insultados hacia el Presidente comenzaron en la popular y se desparramaron luego a la platea. Hasta este caso, el Gobierno había considerado que los cánticos estaban fogoneados por sectores del kirchnerismo cercanos a las barras bravas.
Incluso, algunos funcionarios deslizaron que algunas barras manifestaban de esa forma su descontento porque no tendrán ningún tipo de “colaboración” para viajar al mundial de fútbol a mitad de año se disputará en Rusia. El antecedente más recordado es el de Hinchadas Unidas Argentinas, la agrupación que consiguió financiamiento gubernamental para llegar hasta Sudáfrica en el mundial de 2010.
Otros dos elementos deben ser tenidos en cuenta en medio de esta situación: los cánticos con insultos al Presidente nunca se escucharon en el estadio de Boca, La Bombonera; las señales de TV que transmiten los partidos de la Superliga habrían recibido la recomendación de no fogonear las sospechas de favoritismo hacia el equipo del Presidente. Una de ellas optó por no repetir un gol en “off side” el domingo pasado.
Para el Gobierno, lo importante pasaría por determinar si los cánticos obedecen a una maniobra de agitación política –por cierto no sería la primera vez que se utiliza a las hinchadas para estos fines- o si manifiestan algún “malestar social” con las políticas oficiales. “El tipo que va a la cancha putea por cualquier cosa y se descarga”, reflexionó un asesor directo de Macri. Y reveló, al fin, el temor oficial a que eso “se contagie”.
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