Con las puertas abiertas

Son la cara de entrada de las viviendas, pero también lo que conecta y divide cada habitación del interior. Su estilo puede sumar mucho a la ambientación de los espacios

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Privacidad, calidez y separación de ambientes son algunas de las funcionalidades de las puertas.

Este elemento resulta imprescindible en los hogares. No sólo por estética, sino también por seguridad.

Pero además, lo mejor que tienen es que pueden “vestirse” para acompañar a la decoración.

Con láminas, esmalte, placas y hasta papel pintado, se les puede dar un look diferente, adaptado al estilo que se elija para la ambientación.

Al no ser una superficie demasiado amplia, si la idea es renovar la ambientación de la casa, son una buena opción para arrancar con cosas “pequeñas”.

Si la casa o la habitación en la que está la puerta en cuestión tiene una corriente playera que le da al hogar una ola de frescura y tranquilidad, lo ideal es utilizar tonos azules suaves, estampado náutico y conchas marinas como elementos representativos. Si le atraen estos diseños, hay que pintar las puertas de blanco o potenciar el acabado de su madera natural. Las vetas son un detalle que aporta actitud.

Ahora, si el estilo de decoración es el bohemio, posiblemente queden mejor los pequeños detalles relacionados con la naturaleza, el arte y la cultura.

En ese caso, una puerta nívea lacada o de madera, será la mejor alternativa para sincronizar con ese concepto que tanto fascina.

Funcionalidad y estilo

En ambientación, la funcionalidad y modernidad van de la mano. Para conjugar ambos patrones, hay que poner el foco en puertas de hierro forjado, metal o vidrio.

Son tan elegantes como resistentes. Unas puertas negras lacadas, con líneas blancas, o unas corredizas de vidrio templado y marcos en acero, son el más puro reflejo de vanguardia.

Con láminas, esmalte, placas y hasta papel, se puede dar un look diferente a las puertas, adaptado al estilo de cada ambiente

Si la apariencia industrializada es la preferida, hay que asegurarse de que las puertas se acoplen a ella. Ese estilo de los años 50, da protagonismo a los espacios estrechos y a materiales como el acero y el ladrillo.

Con el tiempo ha incorporado el metal y la madera, siendo estos dos de los principales complementos de las puertas. Seleccionar unas con efecto oxidado o que simulen el cemento estará muy bien.

Minimalismo nórdico

La máxima “menos es más” se cumple a cabalidad con esta corriente. Su decoración libre de excesos, desborda quietud y sosiego, mientras crea una sensación de bienestar.

Si este es el estilo que va con tu casa, no puede faltar una puerta blanca lacada. También se puede inclinar por los tonos pasteles o grisáceos, y las lineas sencillas. Favorecerás la luminosidad de la habitación.

Detalles adicionales

Para los ambientes de orientación moderna, se pueden adquirir puertas con marquetería en tonalidades carmesí o negruzcas. Las mismas pueden contar con surcos verticales, horizontales o una mezcla de ambos.

Si se va hacia lo clásico, la elección de la madera resulta crucial. Si lo que se quiere es un color claro, el pino será de las mejores alternativas. No obstante, hay que tener en cuenta que el cerezo, el roble y el nogal, se hacen notar por su calidad y resistencia.

Si nos gusta el trópico, entonces se pueden elegir las fabricadas en ébano. Como se dijo antes, las puertas blancas encajan con distintas corrientes. Se puede hacer que luzcan más originales añadiendo serigrafías o colocando mosaicos de aluminio, cristal o cuero.

 

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