“15:17 Tren a París” El tren que los hizo héroes

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Alejandro Castañeda

15,17 TREN A PARIS, de Clint Eastwood.- No va a figurar entre los grandes títulos de este interminable y formidable realizador. Pero más allá de las simplificaciones, de cierta ingenuidad narrativa, Clint vuelve a meditar sobre esos segundos que hacen, de un hombre común, un héroe. No es la primera que aborda este tema. El siente que los héroes de hoy son apenas personajes sencillos que a puro impulso y coraje pueden alcanzar cimas heroicas. Gente que hasta ese momento era una más. Para darle más veracidad a su enfoque, Eastwood usó como actores a los tres muchachos que protagonizaron esa enorme hazaña. No son los únicos. El presidente francés y otros pasajeros también se sumaron a esta reconstrucción.

La historia es conocida: El 21 de agosto de 2015, Ayoub El-Khazzani subió al tren 9364 en Bruselas rumbo a Paris. No había dudas de sus intenciones, tenía una AK-47, una pistola y suficientes balas para dominar a los pasajeros abordo. Un nuevo ataque de ISIS estaba por comenzar. Lo que no esperaba encontrar Khazzani en su misión era que tres amigos californianos (dos de ellos con formación militar) que andaban de paseo, Anthony Sadler, Alek Skarlatos y Spencer Stone, se lo iban a impedir.

Ese hecho ocupa los últimos diez minutos. Pero, para llegar hasta allí, el relato se encarga de contarnos, con excesiva simpleza, quiénes son estos tres amigos que se conocieron en la escuela y que siempre se mantuvieron en contacto. Ninguno de los tres se había destacado, algo que el film subraya. Son veinteañeros que andaban buscando su rumbo y que habían decidido viajar a Europa para conocer y divertirse. Anduvieron por Roma, Venecia, Amsterdam como simples turistas. Todo es sencillo, pedestre, como para subrayar que nada hacía imaginar el enorme desafío que les había reservado el destino. La secuencia del atentado (al que vamos acercándonos de a poco y fragmentariamente) tiene la fuerza, la emoción y el sentido del ideario de Eastwood. Porque hay mucho más que acción en esa escena cargada de desesperación. Los tres se van haciendo grandes en cinco minutos. Así son los inesperados héroes de Clint. Seres grandiosos y repentinos. Borges ya los había prefigurado: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea -escribió- consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es”. (*** ½)

 

 

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