VIDEO: Quisieron frustrar el asalto a una pizzería tirándoles vasos y cubiertos a los ladrones
Edición Impresa | 23 de Marzo de 2018 | 06:11

La del último miércoles fue una noche terrible en una pizzería de barrio Norte, donde los empleados intentaron resistir como pudieron al asalto que protagonizaron dos ladrones, a quienes les habrían franqueado el acceso creyendo que uno de ellos era un cliente.
Tan fuerte fue el enfrentamiento que los damnificados suponen que el arma con la que los encañonaron “no debía tener balas”. Es que, más allá del disgusto y de las pérdidas, nadie salió lastimado.
Todo se desencadenó minutos después de las 11 de la noche en el local de la pizzería “Hulk”, en 39 entre 12 y 13, donde estaban el cocinero, dos empleados que se ocupan del delivery y el cajero, Federico González, quien ese día cumplía 27 años.
“Al principio vimos a uno solo y por eso abrimos la puerta, pero enseguida se metió otro con un arma de fuego”, contó González a este diario, detallando que “querían llevarse la plata de la caja”. Para evitarlo, el joven y el cocinero arrojaron vasos, cubiertos y hasta baldes contra la humanidad del par de asaltantes.
Aunque tuvieron buena puntería, eso no evitó que los intrusos se salieran con la suya. A González le arruinaron el cumpleaños robándole la mochila en la que tenía 3.000 pesos -entre el efectivo que le había regalado su madre y lo que había cobrado por un turno de trabajo-, ropa, las llaves del auto y documentos.
Al cocinero le quitaron 1.000 pesos, una campera y la llave de la moto.
Tanto se indignaron las víctimas que trataron de castigar a los ladrones en plena fuga, tirándoles ladrillos de una obra en construcción lindera al local.
González estimó que el asalto duró unos cinco minutos y está convencido de que el arma “no tendría balas, porque uno hizo el movimiento de cargarla y no se vio ningún proyectil”.
“Estamos en un momento de pocas ventas y la inseguridad lo complica todavía más”, apuntó un compañero del cajero.
Los empleados se quejaron por la inseguridad que golpea a la zona desde hace “seis o siete años”.
“Vemos pasar patrulleros y motos policiales; hasta suelen esperar a que los comercios cerremos para garantizarnos seguridad, pero los delincuentes se las ingenian para robar igual, comentó Federico.
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