Al que quiera “celeste”, que le cueste

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Por WALTER EPÍSCOPO
wepiscopo@eldia.com

El viejo refrán dice, “Al Que Quiera Celeste, Que Le Cueste”. Nuestros padres y abuelos lo han repetido hasta el hartazgo para graficar situaciones de la vida. Y en la definición popular se refiere a que, “quien anhela obtener algo muy valioso debe estar dispuesto a afrontar su precio, por alto que éste sea. Deberá trabajar mucho y esforzarse”. Y en la agradable noche de sábado en la cancha de Temperley, al local se le hizo carne esta frase tanto como el color de su camiseta. Jamás se entregó, y por eso prácticamente con ganas y sabiendo que sus días en Primera División parecen estar contados, arrinconó al Lobo que por momentos como un boxeador solo se defendió contra las cuerdas. Ahí apareció Alexis Martín Arias que con varias atajadas aguantó, mientras pudo, el “cero” en su arco.

Gimnasia tuvo todo para ganarlo, más allá que no se vió su mejor versión. Esta vez los puntas Pereyra y Niell que empezaron corriendo mucho y haciendo un desgaste importante, se agotaron bastante rápido, y así se hizo complicado pisar el área del golero Ayala, que jugó prácticamente afuera de su área y era una invitación para patearle. Los puntas no estuvieron finos, el uruguayo Alemán juega como puede con un pie a la miseria, y de ahí su intermitencia.

Lorenzo Faravelli, de buen partido en eso de quitar y jugar, robó una pelota, fue a buscar la devolución y esta vez sin pensar tanto en cómo colocarla y poner el pie como marcan los manuales, la clavó lejos del arquero e infló la red. Era el mejor momento del dueño de casa. Gimnasia se replegó peligrosamente, un poco porque el local atacaba con más ganas que ideas, y otro porque veía que corrían los minutos y la suerte estaba de su lado (Coronel sacó una pelota increíble en la línea, tras la atajada de Martín Arias y el travesaño). “Si no entró esa, no entra más”, dijo alguno en la platea, pero no fue así.

Buena tarea de Colazo, que se va transformando en ese obrero que va donde lo necesitan y se va ganando un lugar. Pura entrega desdoblándose en su función por el sector izquierdo, atacando y defendiendo.

Si causó bronca el empate, simplemente fue por que se dió a un par de minutos del cierre, pero si el gol Gasolero hubiese sido a los “veintipico”, nadie podía decir nada y hasta alguno por como se sucedieron las cosas habría dicho que era un buen punto. Gimnasia tuvo para hacer algún gol más pero falló en la puntada final en ambas etapas.

Más allá de este resultado, sigue habiendo señales de un crecimiento, de un equipo combativo, que sabe que no le sobra absolutamente nada y que no se puede dar el lujo de relajarse o desconcentrarse ni una pelota. Lo hizo y le empataron. Que posiblemente no juega “lindo” como se intentaba hacer ver el semestre pasado, pero de a poco va sumando (de 18 puntos en juego con Sava, sacó 9; en tiempos de Soso de 18 había sacado 4), que va logrando metas cortas, no le convierten tanto, algunas individualidades van levantando, y los rivales saben que es un rival duro y no es fácil convertirle (en las primeras seis fechas del torneo, el año pasado, tenía 14 goles en contra; hoy desde que se reanudó el certamen, tiene tan solo 3).

¿Qué le faltan cosas? Sí. Muchísimas. Pero algún día había que empezar a reconstruir el equipo, no había mucho tiempo y con los materiales que había a mano (que para el cuerpo técnico anterior no eran suficientes y por ello decidió no seguir). Y en eso andan hoy en día el Colorado Sava y el plantel, haciendo lo que pueden con sus armas, mientras se desarrolla el campeonato.

 

 

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