Secretos de alcoba

Para descansar bien, además de tiempo, hay que invertir en colchones y almohadas de calidad, pero que además se adapten a nuestros usos y costumbres

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Si bien ya estamos en el tercer mes de 2018, para la mayoría el año recién está comenzando porque vuelven de a poco a configurarse las rutinas: se terminan las vacaciones, los chicos empiezan las clases y se da inicio a las actividades de cursos y talleres extralaborales. Para tener energía en este periodo, lo ideal es descansar bien, y para eso nada mejor que darle un nuevo aire a la habitación más personal de la casa: el dormitorio principal. Tenemos miles de ideas magníficas para convertirlo en nuestro reino pero no sabemos por dónde empezar. Lo primero en lo que debemos pensar es en el colchón, sin él no hay cama ni buen descanso, por lo que es una de las cosas que merece y justifica la mejor inversión que nos podamos permitir. Acá vamos a hacer un par de recomendaciones claves para que nuestra elección nos de el mejor descanso.

La primera recomendación es que nunca compremos un colchón sin probarlo. No hay que hundirlo con la mano, sino que lo ideal es acostarse en él en la forma en que se duerme y del lado habitual, moverse como se haría cada noche para tener una buena percepción de sus características.

Si duermes boca arriba, sobre la espalda, debes escoger un colchón duro o de media firmeza.

Si duermes de lado, te puede convenir un colchón de menor firmeza, que permita al hombro hundirse y encontrar la posición más cómoda.

Si tienes mucho peso, necesitarás colchones firmes que ofrezcan buen soporte en un colchón blando te hundirías mucho. Las personas más livianas pueden optar por colchones de mayor flexibilidad, que se adapten a su forma para repartir mejor el peso.

Si te mueves mucho mientras duermes te conviene un colchón algo firme que te permita girarte sin esfuerzo, en un colchón blando te hundirías y te resultaría incómodo girarte. Si te afecta el calor, sudas con facilidad o vives en un lugar cálido, los colchones de muelles se ventilan mejor y son más frescos. Si sientes frío al menor descenso de temperatura o vives en un lugar con inviernos intensos, los colchones de espuma, latex o viscoelásticos guardan más el calor. Otras consideraciones a tomar en cuenta son las alergias (al látex) y cualquier problema ortopédico que puedas tener.

Una vez que ya tenemos el colchón ideal, hay que elegir una buena almohada, que es fundamental para asegurarnos el mejor descanso.

Si duermes boca arriba, elige una almohada no muy alta para que sea un soporte cómodo para la cabeza y el cuello. Por el contrario, si duermes de lado la almohada deberá ser bastante alta para que el cuello no se apoye en el hombro, provocando incomodidad, la almohada debe conseguir que el cuello se mantenga sobre el eje de la columna y no más bajo que es lo que sucedería si no tiene el grosor suficiente.

Si duermes boca abajo, la mejor opción es una almohada blanda, fina y flexible. Normalmente, al dormir así, se suele abrazar la almohada por lo que las de plumas o fibras sintéticas son ideales para poder adaptar el relleno y colocarlo como nos guste. Las almohadas de látex y las viscoelásticas tienen sistema de memoria y se adaptan totalmente a la persona que las usa. Estas almohadas son perfectas para aquellas personas que se mueven mucho cuando duermen. Las almohadas de látex son de textura suave pero requieren ser aireadas y voltadas para mantener la forma; las viscoélasticas, en cambio, tienen más firmeza y, por tanto, una mayor adaptabilidad, muy recomendadas cuando existen dolencias cervicales o de espalda.

Completamos la parte “técnica” de nuestro dormitorio con la base para nuestro colchón. Una vez más tenemos mucho donde escoger, pero no debemos olvidarnos que nuestro colchón es el que nos tiene que guiar. Las bases tapizadas destacan por su firmeza pero tienen poca transpirabilidad, son adecuadas para colchones de muelles, muelles ensacados, espumaciones. Sin embargo, no se recomiendan para colchones de materiales que necesitan una gran aireación. Los somiers de láminas son especialmente adecuados para los colchones de látex y en general, para todo tipo de colchones sin muelles (la disposición de los muelles en el colchón puede quedar alineada fuera de las láminas por lo que en esas zonas no habría soporte), ya que facilitan mucho la transpiración.

También hay que destacar que un colchón sobre este tipo de base nos va a transmitir menor sensación de firmeza que el mismo colchón sobre una base tapizada o un canapé abatible; hay una nueva versión de somiers multiláminas que son muy efectivos, ya que cuentan con zonas de descanso diferenciadas. Los modelos más avanzados tecnológicamente, cuentan con distintas zonas de refuerzo que permitirán una posición más saludable y evitarás presiones en puntos como la cadera, hombros, lumbares, etc. Actualmente los canapés abatibles gozan de mucho éxito ya que nos regalan un amplio espacio de almacenaje con solo elevar la tapa con el colchón mediante mecanismos que no requieren esfuerzo, la elección de su acabado (madera, tapizado etc.) depende de nuestro gusto y del ambiente de nuestro dormitorio. Los colchones que mejor se adaptan a los canapés son los de muelles pudiendo utilizarlos independientemente de la humedad ambiente. En ambientes húmedos al colocar un colchón sin muelles sobre un canapé abatible hay que tener la precaución de dejar abierto el canapé con frecuencia con las ventanas de la habitación abiertas para permitir su ventilación.

Ahora ya estamos listos para lo más divertido, decorar. Lo ideal es no cargar de muebles la habitación, a menos que dispongamos de un gran espacio.

Si tenemos armarios deben estar en armonía con el estilo de la decoración, o si ésta es muy pequeña lo ideal es disimularlos con las paredes, utilizando el mismo color o uno muy similar para sus acabados, y usar puertas correderas o poner mecanismos de presión para la apertura de las puertas batientes.

Ya no es tan popular comprar un juego de dormitorio con todo conjuntado, mesas de noche, cabecero, cajonera, etc.; es más interesante cuando encontramos muebles que nos gustan, aunque no estén pensados para el dormitorio y creamos un ambiente armonioso y personal con ellos, las mesas de noche pueden ser diferentes, y los muebles auxiliares pueden sustituir perfectamente la cómoda, lo importante es que haya equilibrio. Cuando en las revistas de decoración y diseño vemos las camas llenas de almohadones no debemos olvidar que es una fotografía que busca un efecto estético e impacto. Antes de copiarlo en tu habitación, piensa si te sentirás cómoda sentada en ese mar de tela y en qué vas a hacer con ellos a la hora de ir a la cama.

Acuérdate de que las cortinas son más elegantes que las ventanas desnudas, y nos dan intimidad o permiten el paso de la luz a la vez que añaden estilo, igual que las alfombras que pueden definir un espacio mientras nos hacen más cómodo el levantarnos de la cama. Nuestro color favorito siempre debe estar presente en nuestro dormitorio, pero no necesariamente debe ser el dominante; podemos elegir un tono neutro en las paredes y cortinas que sirva de marco para los detalles que nos definen, con el color que nos gusta cubriremos la cama, lo usaremos en los detalles decorativos, quizá en algún sillón o un pequeño mueble auxiliar. Nuestra imaginación es el límite a la hora de conseguir que irnos a la cama sea el momento especial del día.

Si te mueves mucho al dormir, conviene un colchón algo firme que te permita girarte sin esfuerzo

Si duermes boca abajo, la mejor opción es una almohada blanda, fina y flexible

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