Tíos: un papel cada vez más activo en la crianza de los niños

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FELICITAS VAGNONI
Psicóloga (*)

En mi experiencia como coordinadora de un espacio educativo, he podido observar que la participación de los tíos en la vida de sus sobrinos es cada vez más activa: no sólo son los que proveen a los niños de regalos, salidas y paseos divertidos, sino que asumen un compromiso más profundo en la crian•za, ocupando un lugar privilegiado dentro del grupo familiar.

Como adultos significativos, los tíos le brindan al niño desde muy temprano una posibilidad que sus padres (e incluso sus abuelos) no siempre pueden dar, y que está vinculada con la apertura a nuevas miradas, posibilidades de elección y modelos identificatorios, sin alejarse del vínculo familiar primario. De esta manera, entre tíos y sobrinos se va construyendo un modo particular de relación: observamos tíos que acompañan amorosamente a sus sobrinos en el período de inicio del Jardín de Infantes, habilitándolos tanto corporal como afectivamente a vincularse con “otros”, del mismo modo que participan de las reuniones de padres y eventos, demostrando gran interés y conocimiento acerca de la vida, hábitos, rutinas y gustos de los niños.

“Me volví tía desde el mismísimo momento en que mi hermana me anunció que estaba embarazada”

 

En el relato de los niños, los tíos están muy presentes dando cuenta del lugar que ocupan en su universo afectivo: “personas divertidas con las que se puede jugar mucho tiempo”, “te cocinan muy rico”, “se disfraza y me hace reír”, “tiene un piano y me deja tocar... hacemos música juntos”.

En mi caso particular, ser tía no fue un título que se me otorgó el mismo día que nació Amelia, mi primera sobrina. Me volví tía desde el mismísimo momento en que mi hermana (mi única hermana, 4 años más chica que yo) me anunció que estaba embarazada. Algo cambió en mí y en mi manera de proyectar el futuro en familia: nuevos lazos, nuevos vínculos se establecían con ese ser que advendría nueve meses más tarde. Pensarla, pensarnos juntas, fantasear con momentos compartidos me generaba una emoción indescriptible... Muchos paseos, dormir en mi casa, prepararle tortas de cumpleaños, vacaciones juntas. Seis años después sigo sintiendo esa misma emoción en cada encuentro, en cada abrazo... pero sobre todo cuando me mi•ra con sus ojazos negros y dice “Tía Feli, te quiero”.

(*) Coordinadora de Luderias Educación Creativa, Centro de Atención para el Desarrollo Infantil.

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