En una estación de servicio que se cansó de los robos, una sede para un grupo antidisturbios

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Mientras los vecinos de El Mercadito se preguntan por el día después del operativo de saturación y piden un refuerzo de la presencia estatal en el barrio (ver pág. 14), los responsables de las fuerzas afectadas también plantean inquietudes que modificarían el paisaje.

En El Nuevo Mercadito comenzó la instalación de cámaras de monitoreo público, un recurso dedicado a la vigilancia remota de los movimientos en sus calles. Uno de los datos de la dinámica delictiva indica a la Policía la necesidad de impedir el encuentro de las bandas que pugnan por el control del territorio. “Necesitamos generar una situación de barrio cerrado para El Nuevo Mercadito, controlando el acceso que va paralelo a las vías. También, que se evite el paso bajo el viaducto (del tren)”, indicó uno de los jefes del operativo. El Policía también consideró necesaria una barrera que impida entrar pasar hacia El Mercadito por un callejón apretado entre el Mercado y una enorme pileta de tratamiento de líquidos cloacales (en desuso). En la misma línea, referentes del barrio plantearon la necesidad de evitar ese paso con un zanjón.

De ese modo, ambas urbanizaciones quedarían sin conexión “interna”. En tanto, según pudo saber este diario, la Policía tiene en proceso de estudio la construcción de una sede para el Grupo de Apoyo Departamental, un cuerpo especializado en intervenciones frente a disturbios, en el predio que conserva restos de una estación de expendio de GNC, en la curva de las avenidas. El comercio, cerrado desde hace algunos años sufrió alrededor de 50 robos.

El operativo tenía una duración anunciada de 20 días. Desde la Jefatura Departamental se aclaró que serían 30. Ya hubo unas 20 detenciones, pero la tensión no cesa. Ayer, dos hombres intentaron eludir un control agrediendo a un efectivo de la Federal. Le produjeron un corte de una pedrada. Fueron detenidos.

 

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